ÚLTIMO AVISO DEL ALMIRANTE ADAMA: Si no has visto la cuarta temporada de Battlestar Galactica, no estás autorizado a entrar. D
e lo contrario, te arrojaré al calabozo de los spoilers.
Hace casi dos meses asistí al fundido a negro final de una de las mejores series de los últimos años y la sensación de vacío fue tan sobrecogedora que no me he atrevido a escribir esta entrada hasta hoy. No quería reconocer que había terminado
Battlestar Galactica, que había completado sus cuatro temporadas en un maratón tan apasionante como absorbente gracias a una alianza de tramas trepidantes, referencias mitológicas y, sobre todo, personajes colosales que jamás olvidaré. La Flota Colonial ha protagonizado en este blog los meses del verano que ya ha acabado, así que, sin más rodeos, montémonos por
última vez en el Viper de Starbuck, esa chica que regresó de la muerte al final de la tercera temporada.
Como es lógico, los 20 capítulos siguientes se abren con los recelos de la casi toda la tripulación de la Galactica hacia Kara. Que si es un cylon, que no puede ser que su aparato no tenga un sólo rasguño, cómo puede ser que diga haber estado en la Tierra... Lo peor, sin embargo, pasa por la propia cabeza de la Capitán Thrace, que tampoco sabe ni qué es, ni por qué está donde está y, por si fuera poco, su conocimiento del camino hacia el planeta es confuso.
El destino y la verdadera naturaleza de Starbuck ha sido uno de los enigmas y también una de las grandes decepciones, ya que al final los guionistas dejan al espectador en el terreno de las hipótesis. No es cuestión de mostrar todas las cartas sobre la mesa, pero al tratarse de un personaje y una subtrama en la que se ha venido redundando desde la segunda temporada la desilusión es mayor. Nunca sabremos con certeza las aparentes conexiones de Kara con el mundo de los cylon que se revelaron en la recta final de la temporada al son del
All along the
watchover, aunque la teoría de que Daniel (a.k.a. la 'tostadora' perdida) es el padre de Starbuck gana enteros por las características similares de ambos personajes (los dos son artistas) y, claro está, por las connotaciones especiales de la canción que le enseñó a su pequeña hija. ¿Es Kara el primer híbrido?
En cualquier caso, si vemos el asunto desde el lado simbólico, las previsiones se cumplen. Las profecías de los híbridos de las naves cylon acerca de Thrace se hacen realidad en 'Daybreak', la grandiosa series finale. Sí, ella es el "heraldo de la muerte", pero también es el "ángel impaciente que conduce a su gente al hogar", tal y como la llamó Leoben en la calabozo de la Demetrius. Starbuck efectúa el último salto FTL de la Galactica hacia su última oportunidad para encontrar un planeta habitable, si bien eso cuesta la muerte de las Doce Colonias como civilización. Y una vez completada la misión, el destino del personaje, ella desaparece ante Lee bajo la promesa de que jamás será olvidada. Al estilo de los héroes clásicos como Aquiles, Starbuck busca la eternidad, pero no muere víctima de una debilidad, sino que simplemente se esfuma de la nueva Tierra reforzando el
'deus ex machina' en el que descansa la resolución de la serie.
La mística religiosa es un ingrediente que nunca ha faltado en
Battlestar Galactica , aunque en esta temporada se ha hecho mucho más hincapié con vistas a 'Daybreak'. Por ello, no sorprende que Ron Moore acuda al recurso que acabamos de mencionar (lo del cadáver 'Racetrack' apretando el botón es caso aparte). El ser divino vs. ciencias, las creencias vs. las certezas, han mantenido su particular pulso a lo largo de los capítulos, y el campo de batalla donde han chocado se llama Gaius Baltar. En un principio, este personaje, con todos sus defectos, representa la idiosincrasia de las Doce Colonias, un mundo hiperfuturista donde poca cabida hay para discusiones sobre el más allá (más asociadas tradicionalmente a sociedades primitivas), pero poco a poco (animado por ese espíritu de supervivencia tan suyo) inicia un proceso de conversión, o mejor, dicho de
retroconversión, pues acaba arando tierra como su destestado padre, vuelve con Caprica, y, eso sí, harén/secta mediante, adquiere una cierta conciencia religiosa.
La
gigantesca evolución de Baltar, certificada por el "orgullo" que Caprica dice sentir por él, se corresponde a la de la sociedad colonial misma. Una vez asentada en la nueva Tierra, vuelve atrás, se permea con ese mundo primitivo, para cambiar, romper el ciclo de rep

etición nietzchiano, de
eterno retorno al que parece estar condenada la raza humana, que no puede evitar corromperse en algún momento. "And this will happen again and again".
A pesar de que, en mi opinión, el exceso de misticismo lastra la primera parte de la temporada, ofreciéndonos capítulos un tanto irregulares, la dirección de la trama no podía ser mejor, especialmente en lo que concierne a Roslin y Adama, que por fin reconocen (sobre todo, ella) 'lo que hay', y la revelación ante la Flota de Tory, Anders, Tigh y Tyrol como los cuatro cylons originales. Pero el
momento más espectacular, no obstante, se encuentra en la llegada a la antigua, destruída e inhabitable Tierra, en un implacable cliffhanger precedido de un perfecto plano secuencia, que dará paso a finales dramáticos para algunos personajes e increíbles subtramas para los espectadores. Así, la sensación de 'tanto sufrimiento para nada' se apodera de Gaeta, y unido a Tom Zarek, pondrá en marcha un motín/golpe de estado que sacará el lado más duro de Roslin. A esta mujer no la para ni el cáncer.
"- Tom Zarek: You have to think about the people of this fleet now, and surrender.
- Laura Roslin: No. Not now. Not ever. Do you hear me? I will use every cannon, every bomb, every bullet, every weapon I have down to my own eye teeth to end you! I swear it! I'm coming for all of you!"
El descubrimiento de la vieja Tierra viene a ser el detonante de un motín que viene germinándose desde que las Colonias decidieron unirse a los enemigos. La subtrama política tenía que estar en el guión, y desde el principio de esta última tanda de episodios, vemos a los cylon envueltos en una guerra civil comenzada por la facción rebelde de las Six, D'Anna (debería haber continuado hasta el fin

al), las Eights (menos 'Boomer') y los Seven contra Cavil y el resto. La cuestión de los Cinco Últimos en el medio. Lo rebeldes piden ayuda a las Colonias a cambio de una rendición incondicional y tecnología para salvar a la vieja Galactica 'oxidada' de tanto salto hiperespacial. Como era de esperar, los humanos no aprueban que aquellos que destruyeron su vida se beneficien de, por ejemplo, la atención médica de la Estrella de Combate, y menos aún que Tigh, un cylon, sea el segundo de abordo. Otra vez el
miedo hacia el otro, y también la
constante búsqueda de una identidad propia que se hace más clara que nunca en los diálogos de los cylons rebeldes.
Con respecto al Coronel Tigh, y viendo la importancia mínima que al final tuvo el asunto de Hera y las visiones de la Ópera, no tiene sentido su relación con Caprica y la concepción del primer bebé cylon puro. La historia en sí no llevó a nada y, claro, luego nos resucitan a Ellen Tigh como la quinta 'tostadora' original. He de reconocer que no lo esperaba ni por asomo, y el resultado fue agridulce, porque pierde fuerza el sacrificio que tuvo que hacer Tigh allá a comienzos de la tercera temporada y, porque al fin y a cabo, es Ellen Tigh, no Starbuck, que es la que tenía en la cabeza. Eso sí, a su favor he de decir que el personaje mejora mucho en esa verdadera faceta con la emprenderá una nueva vida en la Tierra, nada que ver con lo que se nos muestra en las anteriores temporadas o, mismamente, en el flashback de 'Daybreak'.
"Almirante Adama: What do you hear, Starbuck?
- Kara Thrace: Nothing but the rain, sir.
- Almirante Adama: Then grab your gun and bring in the cat."
La series finale en sus dos capítulos conjuga de forma magistral los momentos de acción con los homenajes a los protagonistas, la verdadera marca de la casa de
Battlestar Galactica. Era necesario. Además de los minutos finales en los que vemos como cada uno abraza su nuevo destino (desde la emotivísima despedida de verdad entre Roslin y Adama con
The shape of things to come de fondo, al trágico final del Chief Tyrol traicionado por todas las mujeres a las que amó -lo de Boomer fue tortura psicológica-, el esperanzador comienzo de un Lee seguro del camino que debe seguir, y la familia 'híbrida' y feliz de Helo y Athena), somos espías de la vida de algunos antes del ataque a través de una flashbacks bastante esclaredecores y que ayudan a comprender todavía mejor su crecimiento como personajes. Descubrimos que el tema entre Apollo y Starbuck viene de antaño, las pérdidas familiares que motivan a Roslin a poner un pie en política, y el orgullo de un Almirante Adama cuestionado y su amistad con Tigh y su mujer. Aunque, personalmente, me quedo con la historia de Baltar y su padre por lo drástico que ha sido el cambio de este personaje.
Quitando los 'peros' y las preguntas sin respuesta,
Battlestar Galactica se despidió a lo grande y fiel a sí misma hasta el final. A principios de verano me acerqué a esta obra maestra con la ceja levantada, y ahora no hago más que desear que pronto aparezca otro producto que se le asemeje en complejidad temática y en el carisma de sus personajes.
"So say we all!"