lunes, 27 de abril de 2009

Entrevista secreta con un cancelador de series

Café, papeles, más café y más papeles. Con los 'upfronts' a la vuelta de la esquina, los directivos de las grandes cadenas están al borde de un colapso nervioso. Prácticamente acampan en los despachos, desde donde deciden los destinos de las ficciones que viven en sus parrillas. Tan ardua es su tarea, que no dejan entrar a nadie que pueda perturbar el ambiente que se respira allí dentro, pero hay ciertos tipos que tienen pase VIP. Vestido de negro Hugo Boss, y recordándome por enésima vez que no dé detalles sobre su aspecto físico, Clifford 'Cliff' Hanger me ha citado en un café cercano al número 30 de Rockefeller Plaza para hablar de lo que mejor sabe hacer: convencer para que cancelen una serie.

Una eminencia de esta faceta desconocida del mundo de la televisión, Hanger se toma con filosofía eso no de aparecer en los créditos de agradecimiento. "Es parte de mi trabajo como asesor, así nos ahorramos que fans enloquecidos atenten contra la seguridad de nuestras familias", asegura mientras responde presto a un mensaje que acaba de llegar a su Blackberry.

Series a la parrilla: ¿Era sobre Dollhouse?
Cliff Hanger: Joss Whedon es un viejo conocido en nuestro negocio. Cuando logramos persuadir a la FOX de la inviabilidad de Firefly, le avisamos de que no volviese a contratar nada que viniera de este tío, pero, qué le vamos a hacer, Buffy fue un éxito y, desde entonces, vive de las rentas con cualquier porquería que se le ocurra. Mi equipo está trabajando duro para que no renueven Dollhouse, pero la negociación está difícil porque el amigo se dedica a soltar perlas por los festivales y, claro, eso confunde a los directivos. Sólo cuando se ponen demasiado farrucos, utilizamos hipnosis o drogas.

SP: ¿Recibe muchas llamadas de la FOX?
CH: Son los más inteligentes. De tantas veces que nos han llamado, les hacemos precio con cada nuevo servicio. Saben de qué va este mundo y no se andan con chiquitas, como debe de ser.

SP: En pleno final de temporada, supongo que alguien como usted no debe dar abasto con tanto trabajo.
CH: La verdad es que no. Abril-Mayo es nuestra época de mayor actividad, aunque solemos hacer algún servicio especial a principios y a mitad de temporada como, por ejemplo, Kings. Nosotros apostamos por la cancelación fulminante pero, la NBC quería mantenerla. Ya sabes, esa patochada del prestigio, bla, bla... Por eso la pasaron al verano, aunque está claro que no la van a renovar.

SP: Ahora que la ha mencionado, ¿ha contactado con usted la NBC para resolver la situación de Chuck?
CH: Mira, si una serie no te da suficiente audiencia, la mandas al infierno directamente, como yo hubiera hecho ya hace tiempo con Heroes. Pero volvemos a lo de siempre, a esos niñatos que viven de sus padres y que no tienen nada mejor que hacer que amenazar con quemarte la cadena, por ejemplo. Ahora dicen que van a comprar bocatas en el Subway para salvar a Chuck... ¡Qué los compren! Más dinero para Subway, que es patrocinador, a cambio de nada. No hay nada cerrado con Chuck todavía, pero nosotros decimos que con Leno ahí, no vale la pena mantenerla.

SP: Hombre, Jericho le debió su renovación a los cacahuetes...
CH: Pero luego se vio que a la gente no le interesaba. ¿Sabes lo mejor de todo? Que la CBS no tuvo que reabastecer su máquina de snacks durante tres meses.

SP: De todos las cancelaciones que ha conseguido, ¿de cuál se siente más orgulloso?
CH: Hay varias. Carnivale fue nuestro primer gran trabajo para la HBO, pero sin duda, recuerdo con mucho cariño la de Veronica Mars, por lo que nos costó. Ya nos llamaron a final de la segunda temporada con eso de que UPN se fusionaba con The WB, pero la cadena decidió seguir con ella. Aún así, la espera mereció la pena, porque si nos reclaman una segunda vez para el mismo caso, cobramos un 20 por ciento más.

SP: Tengo entendido que hace poco uno de los suyos fue apaleado por el caso Veronica Mars.
CH: Sí, y no es el primero. Por ello es tan importante la discreción en nuestro trabajo, ya que nunca sabes donde puedes encontrar a enajenados seriéfilos. Nuestra mejor victoria fue haber paralizado la producción antes de que los guionistas pudieran darle un final a la serie. Haciendo eso hundes a esa pandilla de fanáticos.

SP: Usted vive de matar series, pero, ¿hay alguna que le guste?
CH: Por supuesto que sí. Amo a las series, de ahí que nuestro trabajo consista en mantener el buen funcionamiento del panorama televisivo. Soy fan de todo lo que hace Jerry Bruckheimer y adoro Two and a Half Men. La CBS no nos necesita, lo cual es un síntoma de que lo están haciendo muy bien.

SP: ¿Qué tiene que hacer alguien para entrar a trabajar en su equipo de asesores?
CH: Muy fácil: tener visión para los negocios y tener, como mínimo, el carisma de nuestro mejor empleado.

SP: ¿Se puede saber de quién se trata?
CH: Hace tiempo que nos dejó para meterse a actor, pero N.F. le da mil vueltas al que ahora es mi mano derecha. Su facilidad para conseguir una cancelación sigue siendo asombrosa, a ver qué hace con Castle.

SP: ¿Cuánto cobraba?

Otro correo. Hanger se disculpa como puede. Gabinete de crisis en la FOX para debatir si se aprovecha el estreno de Terminator: Salvation para renovar The Sarah Connor Chronicles.

Continuará...

jueves, 23 de abril de 2009

La HBO vuelve a las columnas de los periódicos

Antes The New York Observer, ahora The New York Times. Antes Sex and The City, ahora Modern Love. La HBO vuelve a cotillear en las columnas sobre relaciones personales que tanto gustan a los rotativos anglosajones, y ha encargado un piloto de 30 minutos basado en las historias de este espacio del Times, con la esperanza de dar un golpe de autoridad el próximo año frente a Showtime, la antigua hermana pobre del cable de alto standing.

Imitando a su manera a la CBS, que vive en un exitoso día de la marmota con sus procedimentales, la HBO ha optado por pinchar un hit del pasado y remezclarlo con los sonidos que más se llevan en este momento.

  • Paso 1: coges a Carrie Bradshaw y la conviertes en el editor de la columna de un diario. Este hombre se dedica a seleccionar las historias que llegan al buzón de la redacción y, una vez escogidas, pide a diferentes escritores que hagan literatura con ellas.
  • Paso 2: Haces un feat. Californication con su proceso de divorcio, su hija adolescente que le hace salir canas y su vuelta al mercado de los solteros. Si en la música pop se lleva canción con rapero, pues aquí igual: hay que darle 'un rollo Showtime'.
  • Paso 3: 'sampleas' todo lo anterior con las historias que cuenta en la columna y tienes "una mirada a lo que representa el amor y las relaciones en términos modernos", Jenny Bicks DJ dixit en Variety.

Bicks, de la cantera de Sex and the City, será la encargada de escribir el piloto mientras que Alan Paul, de la funeraria de los Fisher, hará lo propio con la dirección. Cómo veis, el canal ha confiado en gente que ya conoce y, en el caso de la guionista, se ha decantado por alguien acostumbrada a lidiar con este tipo de tramas. Quizá por ello, han dejado muy claro que el tono de la probable serie será muy diferente a lo que pudimos ver en la ficción de las cuatro amigas. Del reparto no hay noticias todavía.

No sé si desempolvar el vestido de novia de la abuela, con un formato ya visto, aunque costumizado a la moda de hoy, sea el mejor camino para recuperar los retales de fama que le ha ido descosiendo la competencia, que, como ya vimos en el post anterior, se permite desechar propuestas.

¿Hará lo mismo la HBO con Modern Love (título provisional)?

viernes, 17 de abril de 2009

Showtime no show nothing

Es una de las noticias más inquietantes que circula estos días por mundo series. Showtime tendrá el mostrador vacío de novedades para la próxima temporada. ¿Por qué el canal de cable no ha dado luz verde a ninguno de los cuatro pilotos que había encargado? Ni el 'spinoff' de The L Word, ni Matthew Perry, ni la creadora de Weeds ni el comprometido Tim Robbins. Nada, aquí casi como el Deportivo de La Coruña en estos últimos años: o fichamos a pocos o a nadie. Sho se ha decantado por esta segunda opción.

Por lo que vamos a ver a continuación, parece que al canal propiedad de la CBS le ha importado tres pimientos si se trata de nombres de prestigio o del trabajo de profesionales que han dado más de una alegría a la casa. The End of Steve y Possible Side Effect entrarían dentro de los primeros damnificados.

Steve iba a ser una comedia negra protagonizada por el 'friend' Matthew Perry, que vuelve a ver frustrado otro intento de asentarse en televisión tras el batacazo de Studio 60 on the Sunset Strip, con la diferencia de que ahora ni aparecerá en pantalla (me pregunto si N.F. vive cerca de él y le manda ondas negativas). Según The Hollywood Reporter, se prevé que la productora de la serie, Sony TV, venda el pescado a otro canal de cable.

Side Effects, por su argumento, tenía todos los números para hacerse con la etiqueta de drama polémico de la temporada. Y si encima estaba detrás del proyecto Tim Robbins, poco más puedo decir aparte de que tenía un reparto de campanillas: Ellen Burstyn, Josh Lucas y Tim Blake Nelson. Con lo que da de si el tema de las farmacéuticas es una verdadera pena que Sho no haya apostado por este piloto, pero ¡ah! la industria farmacológica es como el Imperio galáctico; todo apunta a que hubo un conflicto de intereses porque hablamos de uno de los principales anunciantes en televisión. A priori, a Showtime no le hubiese importado este detalle porque no se financia con publicidad, pero al conglomerado del que forma parte, CBS Corporation, sí que le importa, y mucho.

Sin alejarnos del drama, toca hablar de la primera afectada dentro del grupo de profesionales de confianza del canal: Ilene Chaiken. Su culebrón lésbico se despidió el mes pasado y quería aprovechar a Alice, el personaje más gracioso, para lanzar The Farm, una serie satélite que hubiese tenido como escenario una cárcel de mujeres. El Oz a lo lesbiana no terminó de gustar al canal que ya bastante tuvo con el despropósito que fue la sexta temporada de la serie nodriza.

A Jenji Kohan tampoco le bastó el mérito de haber conseguido que su ama de casa traficante de 'weed' se convirtiese en una de las caras de Showtime para sacar adelante la comedia Ronna and Beverly. Basada en los sketches popularizados en YouTube por las actrices Jamie Denbo y Jessica Chaffin, la serie iba a desarrollar la historia de dos mujeres judías de mediana edad que se dedican a promocionar una guía de ligoteo para los solteros de su comunidad titulada 'You'll do better the next time'.



Así las cosas, la plantilla de Showtime seguirá para la temporada 2009-2010 con los mismos jugadores que en el curso pasado a los que se unirá muy pronto Nurse Jackie, el regreso a la tele de Edie 'Carmela Soprano' Falco. Ahora sólo queda esperar a que las renovadas United States of Tara, Weeds y Secret Diary of a Call Girl, y también Dexter, The Tudors, Californication y Tracey Ullman's State of the Union se mantengan en buena forma, porque, si llegan las lesiones, la plantilla no tendrá muchos recambios con los que compensar los percances.

La estrategia es arriesgada, sin duda, pero también hay que entenderla dentro del contexto del canal, donde al tratarse de un 'premium' se prima la calidad y se apuesta a caballo ganador. Quitando el caso de Possible Side Effects, supongo que si el producto no ofrece unas mínimas garantías que ofrecer a los espectadores que pagan el canal, mejor no invertir en él.

lunes, 13 de abril de 2009

Hey, hey J.J.!

Probablemente las suyas sean las gafas de pasta más famosas del 'show bussiness' con permiso de las de Woody Allen. Con Jeffrey Jacob Abrams inauguramos un rincón dedicado a repasar brevemente la trayectoria de esos hombres de televisión responsables de que espectadores de todo el mundo dediquen unos momentos de sus vidas a seguir los entuertos de unos personajes a los que nunca conocerán, pero cuya compañía es más que familiar.

El amigo J.J. nació un buen día de verano hace 42 años en N.Y., pero pronto se trasladó con sus padres a L.A. Con unos progenitores que se dedicaban a la producción audiovisual, no era de extrañar que el renacuajo J.J. sintiera la llamada desde muy joven. Pero no penséis que enseguida se puso a escribir guiones como un loco, no: en la tradición de otros creadores de historias polifacéticos como el patrio Alejandro Amenábar, su primer trabajo consistió en armar parte de la BSO de una peli de terror de serie B llamada Nightbeast (1982).

Tendrían que pasar ocho años hasta que consiguió vender su primera idea para un guión, que después se materializaría en el film Millonario al instante, protagonizado por James Belushi, mucho antes de mudarse a la sitcom hecha a medida. Luego vendrían los libretos de dramas románticos como A propósito de Henry, Eternamente joven y comedias como Gone Fishin' con los que su nombre se convirtió en un habitual de los circuitos cinematográficos. Así, el 'ceseisero' Jerry Bruckheimer decidió contar con J.J. para que escribiera los diálogos de Armageddon (1998) , mientras la cámara de Michael Bay provocaba mareos. No se entiende cómo los Aerosmith se empeñan en no cerrar nos ojos con los viajes que este señor da al objetivo.

Aprende de mí, joven padawan

Más allá de su asociación con las altas esferas del cine de acción apartado blockbuster, el año 1998 supuso la entrada de Abrams el mundo de la televisión de la mano de una chica con una larga melena rizada, que se marchaba a estudiar a Nueva York persiguiendo a su amor californiano. Felicity, creada junto con Matt Reeves, se mantuvo cuatro temporadas en The WB, tras las polémicas capilares de Keri Russell y tramas surrealistas en su recta final, que, a pesar de ser una ficción juvenil, ya anticipaban la afición por lo inexplicable de la que iba a hacer gala J.J. en sus tres siguientes proyectos para la pequeña pantalla.

Una ABC en horas bajas fue la encargada de aceptar el segundo intento de 'Jeyjey' en televisión y el primero en este campo que produciría con su propia compañía, Bad Robot. Se trataba de Alias (2001-2006) una serie que combinaba espionaje, intrigas familiares, elementos sobrenatuales (los trabajos de Rambaldi) y un ritmo frenético amparado en la explosiva partitura de Michael Giacchino y del propio Abrams (suyo es el opening). Como en Felicity, el personaje principal era una chica, Sydney Bristow, interpretada por una Jennifer Garner capaz de pasar de la lágrima al puñetazo en un suspiro. En este producto se pueden observar dos de las costumbres abramianas más destacables: por un lado, el uso de actores que con los que ha trabajado antes (como la propia Garner, que venía de Felicity, o Terry O'Quinn, Locke en Lost) y, por otro, la tendencia de semiabandonar los proyectos para embarcarse en otros, hecho que ha terminado por afectar a la estructura fuertemente serializada en la que descansan la mayoría de sus dramas.

De esta forma, es común ver cómo sus ficciones se enmarañan como la hiedra para desconcierto del espectador que se encuentra, nunca mejor dicho, perdido. El compromiso de J.J. para dirigir la tercera parte de la franquicia Mission:Impossible derivó en una dispersión narrativa en la segunda y tercera etapas del que es hasta el momento su mayor éxito de crítica y público: Lost (2004-2010), también emitida por la ABC e ideada en colaboración con Damon Lindelof y Jeff Lieber. Nunca antes se había sacado tanto partido a una isla, a donde va a estrellarse el fatídico vuelo Oceanic 815 Sidney-Los Ángeles del que sobrevive un grupo de personas variopintas con mucho que esconder, y en donde aparecen osos polares entre otros detalles alejados de lo racional. Otra vez, el toque fantástico de Abrams.

Como un X-Files después de hacerse un estiramiento facial se puede definir el último trabajo de 'Jeyjey' en calidad de showrunner: Fringe (FOX, 2008). De nuevo, el FBI lidiando con los límites de la realidad, pero con Joshua Jackson y Anna Torv, en lugar de David Duchovny y Gillian Anderson, y una estructura de procedimental sui generis. Si bien Abrams dejó claro desde el principio que su nueva creación iba a ser más fácil de seguir que las anteriores, lo cierto es que conserva su trama marco u horizontal de rigor.

Aparte de otras incursiones en ficción televisiva como Six Degrees (ABC, 2006-2007) o What about Brian (ABC, 2006-2007), en las que participó sólo como productor ejecutivo, y de financiar para el cine historias de monstruos como Cloverfield (2008), Abrams está dando las últimas pinceladas a la undécima adaptación cinematográfica de Star Trek, que se estrena este mayo. A pesar de haber dejado Heroes, el principal aliciente estará en ver a Zachary Quinto como Spock.

P.D.: Qué duros son siempre los regresos de vacaciones :D

lunes, 6 de abril de 2009

Transfusión para The CW

Últimamente a este blog le está saliendo acné. Serán cosas de la primavera que, además de alergias, provoca síndrome de Benjamin Button, pero hoy vuelvo a hacer referencia a esa franja de población comprendida entre las seguidoras de los Jonas Brothers y, más o menos, los que empiezan a curiosear en el MySpace.

Tras la reciente renovación de su plantel de buques insignia, y la rumoreada cancelación de Reaper, la CW necesita sangre fresca si no quiere que se le coagulen los vasos de su parrilla. ¿Y cuál es el banco de ideas más idóneo en este momento para hacerse una transfusión? Paradojas de la vida: unos señores que en vez de darte un poco de hemoglobina, te la roban. Qué le vamos a hacer, se llevan los vampiros y, por ello, es muy probable que la joven cadena verde dé el OK al piloto de The Vampire Diaries, una historia a lo Caín y Abel con colmillos basada en los libros homónimos de Lisa Jane Smith. Dos hermanos, uno bueno y otro malo, con chica de por medio... y Kevin Williamson. Sí, el creador de Dawson's Creek y de la efímera Hidden Palms aporta el pedigrí 'teen' en calidad de productor ejecutivo y guionista del invento.

En cuanto al reparto, han ido a lo seguro y nos rescatan al ex 'lostie' Ian Somerhalder, en el papel de Damon Whitmore, el macarrilla, y a Paul Wesley, como su hermano Stefan, el boy scout. Lo de Somerhalder es para hacérselo mirar a sus 31 años, porque si mal no recuerdo hace casi diez hacía de un chico de 15 años en Young Americans, y aquí su personaje aparenta 17. A lo mejor su capacidad de no envejecer fue determinante para convencer a los productores de que podía interpretar a un vampiro. A Wesley lo conocemos por ser Tommy, el novio chungo que se echó Amy Abbott (Emily VanCamp) en Everwood, e intervenciones esporádicas en The O.C. o CSI.

La tercera en discordia es Nina Dobrev. Esta actriz de origen búlgaro se ha hecho con el papel de Elena Gilbert, y viene de la cantera de la canadiense Degrassi, por lo que si la CW pone la fumata blanca para The Vampire Diaries, habemus otro invasor para añadir a la interesante lista confeccionada por Crítico en serie.

¿Qué habrían pensado los genuinos Angel y Spike ante semejante plaga de chupópteros?

jueves, 2 de abril de 2009

Skins, o adolescentes sin adulterar

Un diamante en bruto. Una lechuga fresca, sin transgénicos, auténtica. La serie del canal E4 británico Skins ha demostrado que pueden existir dramas adolescentes sin poses afectadas, y sin necesidad de probarse el traje de las convenciones que rigen las historias protagonizadas por adultos. Un producto 100% 'teen' diferente a todo lo que el espectador entiende como 'teen'. ¿Contradicción? Hablamos de adolescentes de verdad, así que esperemos eso y mucho más.

A vista de pájaro, lo primero que sorprende de esta ficción creada por Bryan Elsley y Jamie Brittain es su cast. Mirando en la Imdb, se puede comprobar que casi todos rondaban los 17 o 18 años cuando se estrenó la primera temporada que aquí nos ocupa. Ya le hubiese gustado a Dylan aparecer así de lozano en Beverly Hills, o a Quimi en Compañeros. Uno, por las entradas, y el otro, por exceso de pelo facial.

Pocas series tienen a colegiales interpretando a gente de su edad, y que, además, lo borden. Ésa es otra: en Skins, una mala actuación cantaría muchísimo porque, a pesar de la etiqueta 'de insti', es un verdadero estudio de personajes, sólo que de unos con 16 años a los que les gusta tomar pastillas, fumarse petas, emborracharse y follar a la vez que la montan y dejan la casa hecha un cristo. Me temo que la expresión de lujuria perpetua que ofrece Ed Westwick con su Chuck Bass quedaría un poco ridícula en este caso.

Quizá la faceta fiestera y drogadicta de la serie juegue en su contra a la hora de hacerla atractiva a quien se la vayamos a recomendar. "¡Bah, otra serie de niñatos!", dirá más de uno, pero detrás de esos tripis de más y vomitonas hay un verdadero problema. Tony, Michelle, Sid, Cassie, Jal, Maxxie, Anwar y Chris, los chicos de una pandilla de Bristol, no tienen unos padres por los que sentir orgullo.

Precisamente, uno de los puntos flacos de la serie quizá sea la falta de una figura adulta que no destaque por su idiotez supina. Hubiese funcionado como una excepción que confirme la regla psicotrópica de pastillas+botellón, objeto de una amplia polémica en UK. El padre de Jal, dentro lo malo, es el más salvable, pero sus maneras gangsteriles no ayudan mucho. Aún así, se le agradece que le haya comprado un clarinete nuevo a su hija en el episodio dedicado a ella.



Cada uno de los nueve capítulos que forman esta temporada nos ayuda a saber más acerca de cada uno de los chicos, algo que refuerza el tono de retrato de adolescentes, más que de sucesión de líos juveniles, que podemos ver en Skins. Así, por ejemplo, el primer acto nos habló de Tony (Nicholas Hoult, el chavalín de Un niño grande), el chulo número uno del lugar, encantador, egoísta y manipulador a partes iguales. Un personaje fácil de odiar, porque hace lo que le da la gana con la gente que está a su alrededor, pero que hacia el final de temporada demuestra que tiene sus sentimientos.

Sid (Mike Bailey), por el contrario, es el friki de la pandilla y mejor amigo de Tony. Vive a la sombra de éste y de su novia, Michelle (April Pearson) de la que está enamorado. Torpe para las relaciones personales, y, en ocasiones, demandante de unas buenas collejas, el chico del gorro negro (fijo que hay vida debajo de él...) nos brinda los mejores momentos de la primera temporada junto con Cassie (Hannah Murray).

Es imposible no reírse con Cassie por su constante estado de alucinación mental, pero su historial de desórdenes alimenticios sirve para borrar la sonrisa en un periquete. De largo, mi personaje favorito por esa mezcla de diversión y tristeza demoledora. Estoy deseando ver cómo evoluciona en la segunda temporada a sabiendas de que en la tercera el puñado de protas cambia totalmente de caras, aunque Effy, la hermana raruna de Tony, lidera la nueva generación de chicos.

A diferencia del desfase sin parar que es la vida de Chris (Joe Dempsie), Jal añade la cuota de 'un poquito de por favor' dentro del grupo. Sensata y un tanto reservada, se encarga de bajarle un poco los humos a su amiga Michelle, la guapa oficial que sólo vive por y para Tony hasta que, como éste, pega un salto de madurez.

De Maxxie (Mitch Hewer) y Anwar (Dev Patel, Slumdog Millonaire), uno gay y otro musulmán, y mejores amigos a pesar de las barreras culturales, una se quedó con ganas de más. Sobre todo del primero, ya que es el único del que no se conoce el panorama que tiene en casa. Veremos también en la segunda tanda de episodios.

Desde luego, los creadores de este drama pueden asegurar qué está pensando el otro con sólo una mirada. Elsley y Brittain son padre e hijo, y si atendemos a la edad del retoño (23 añitos) , la credibilidad de los personajes que nos muestra la serie se dispara todavía más porque las sensaciones y emociones reflejadas en la historia no le quedan muy lejanas.

La juventud de Brittain por sí sola no es suficiente para explicar el genial uso de las canciones en las secuencias de Skins. Aquí no se trata de un relleno para que quede bonito o para promocionar a la banda de indie rock de turno, sino que la música añade valor al guión, independientemente de que entren unas ganas locas por reunir toda la playlist de la temporada de lo buena que es. Eso, sin contar con el opening, con una melodía adictiva donde las haya, y la forma en la que suena la letra de Wild World de Cat Stevens en el season finale. Indescriptible.