viernes, 29 de mayo de 2009

"Little boxes on the hillside..."

"Little boxes made of ticky tacky..." Con tanto empacho de Weeds que estamos teniendo en estos últimos días con motivo del estreno de la quinta temporada el 8 de junio, y, como la hierba también es verde, permitidme que mezcle el tocino con la velocidad. Voy a hablar de The CW. Sí, porque hay ciertos tics de periodista que una no puede evitar, y la 'netlet' por excelencia fue ninguneada sin más en el anterior post. Equidad.

Para ser "brutalmente honesta" como House, la cadena 'green' se nos presentará más 'ticky tacky' (que no tiki-taka) que nunca el próximo año. Mucho nos quejamos del complejo de cadena de montaje de la CBS, pero The CW va por el mismo camino, sólo que en versión churro o porra. Un motor procedimental te recorre kilómetros de audiencia, en cambio, una freidora repleta de aceite marca 'teen drama', vende pocos churros y te deja la cocina llena de humo.

¿Alguien aprecia una ligera diferencia interna en la lista de series-porras que estrenará la cadena de Dawn Ostroff en la temporada 2009/10? Pensemos en Melrose Place, The Vampire Diaries y The Beautiful Life. ¿Qué cambia? Que unas llevan más azúcar y otras, no, y ya. Incluso podríamos hacer que la diva 'ocera' Mischa Barton salte del cast de una serie al de otra, que no pasaría nada. Parental Discretion Advised, por el contrario, se antoja distinta porque está recubierta con la novedad que aporta el chocolate de la historia de una chica que se tiene que convivir con unos padres biológicos a los que apenas conoce. Un oasis de realidad (dentro de lo que cabe) entre tanto 'chic teen', y que, atendiendo a su premisa, haría compañía a Supernatural (seguida por mucho de vosotros) como la propuesta más visible de la cadena. Tendremos que esperar hasta 'midseason' para comprobarlo.

Es lo único que le queda a la 'netlet'. Porque Gossip Girl se ha desinflado, cuentan que One Tree Hill está para la morgue, 90210 no debería haber sido concebida siquiera, y Smallville... Bueno, ésta es como Connor McLeod: habrá que cortarle la cabeza para acabar con ella. Además, si consideramos que la cadena ha pasado la segadora por las plantaciones de Privileged, Reaper, The Game y Everybody hates Chris, el panorama se llena de nubarrones gris oscurísimo.

The WB y UPN se fusionaron en principio para hacer y vender casas de mejor calidad. Sin embargo, en la unión han confundido la fidelidad a un target con el exceso de manga ancha a series con una ambientación similar. Así, The CW ha acabado por levantar edificios prefabricados, "all just look the same", sólo que sin los resultados de El Pocero. Puede que en el cable encuentre un solar en condiciones para seguir construyendo.

Si ahora pusiesen la cancioncilla de Malvina Reynolds como promo de la cadena no sorprendería en absoluto.

lunes, 25 de mayo de 2009

Breaking news: Cliff Hanger spits out again

Todo el mundo sabe que la semana de los 'upfronts' es una especie de primavera en la que florecen las canas y la alopecia a partes iguales en las cabezas de los ejecutivos de televisión. Pero analizando lo ocurrido una semana después, me atrevo a vaticinar que el mandamás de la NBC, Ben Silverman, empezará a experimentar este proceso en otoño, cuando Jay Leno saque el Atila que lleva dentro y convierta en tierra muerta las cinco horas de 'prime time' que va a pisar a la semana. Por supuesto, esta última afirmación es algo con lo que el veterano cancelador de series Cliff Hanger disiente por completo.

Deseando retomar la conversación donde la dejamos, y tras mucho insistir (10 mails y otras tantas llamadas) y llevarme malas contestaciones, por fin conseguí que Hanger me dedicara algo de su escaso tiempo. Eso sí, calculo que fueron alrededor de 20 minutos. Los que le llevó redactar el siguiente comunicado, en el que hace un balance de lo ocurrido:

"
No puedo declarar en absoluto que esté contento con los resultados obtenidos por mi compañía este año. Desde luego que mis hombres se van a quedar sin royalties, y con razón. Al final no consiguieron que esos cretinos fans de Chuck se fueran a comprar cajas de kleenex en vez de bocadillos a Subway. Lo mismo puedo decir de ese llorica de Whedon, que ha jugado a Los Miserables con su casa de muñecas y ha conseguido salvar su su serie por cuatro duros. Hemos fallado, pero sobre todo al ver que el día de emisión (viernes) de Dollhouse no ha variado y que se enfrenta a las brujas de la CBS, confiamos en que la FOX nos vuelva a requerir y cargarle el 20 por ciento de más. Es una pena porque son buenos clientes, pero no nos han hecho caso. Así es nuestro negocio, el que avisa no es traidor.

Como le dé un espasmo ahora...

En este sentido, pienso también que la NBC ha cometido un terrible error renovando esa parida de espías, pero lo ha subsanado poniendo cinco horas de buena comedia a la semana. Silverman es un tipo listo en el fondo y no se le puede reprochar haberse rendido ante esa escoria de estudios o productores con Medium como, por el contrario, sí lo ha hecho (sorprendentemente) la FOX con el friki. Aún así, por lo menos no acabó cediendo ante los hooligans de Terminator y la terminó, valga la redundancia. No era una mala serie pero tanto lío con los robotitos de turno cansaba.

La CBS tampoco se ha portado demasiado bien este año. Aparte de recoger a la rubia loca con pesadillas (para contento de mi esposa, que la adora), le ha hecho una putada a mi amigo Bruckheimer, que me llamó muy disgustado creyendo que mis hombres tendrían algo que ver en lo ocurrido con Without a Trace. Ya le aclaré que no estábamos involucrados en el asunto y aprovecho ahora para desmentir de una vez por todas las acusaciones de esa periodistucha llamada Midley Season, que se ha dedicado a echar mierda sobre el tema. Fue una decisión tomada por la cadena sin asesoramiento alguno (quizá se están creyendo demasiado eso de ser los reyes del mambo), aunque al final Jerry ha colocado su nueva serie de médicos.

De la ABC sólo puedo alabar su carácter previsor, ya que nos llamaron muchos antes del final de temporada, y por fin supieron ver que esa pastelada de Pushing Daisies estaba condenada. Mi abuela murió de diabetes, y no quería que les ocurriese lo mismo a mis hijos de continuar en pie semejante serie. Personalmente, como seguidor de Donald Sutherland, no deseaba ayudar a cargarse Dirty Sexy Money, pero en esta vida hay que demostrar que eres un profesional. Por eso quizás también me siento un poco defraudado con la actitud de N(blip) F(blip), al que seguro que han tenido que mimar de buena manera para que haya dejado en la estacada a sus antiguos colegas del gremio y no haya hecho nada por hundir Castle.

Con respecto a su pregunta sobre The CW, ésta no ha contratado nuestros servicios, pero no porque se puedan permitir licencias como la CBS, sino porque están a dos velas y nosotros tenemos unas tarifas iniciales inamovibles que dan cuenta de nuestro prestigio.

Espero haber dejado todo claro para no tener que dar explicaciones a sus impertinencias hasta el próximo año, si todo transcurre dentro de lo previsto. Me merezco unas vacaciones."

miércoles, 13 de mayo de 2009

Que el jefe no te ponga en lista

Hoy va de hacer inventario. Sí, como ése que se realiza en la trastienda, y hasta que no lo acabes, el jefe no te deja levantarte de la silla con la amenaza de largarte de la empresa. Aunque si tu misión es armar una relación tipo TV Guide, y ni aún así eres capaz de hacerlo con cierta diligencia, vamos, ¡ni indemnización ni leches! El vademécum de las ondas catódicas estadounidenses es experto en sacar listas de debajo de las piedras y ahora nos ha salido con la cara y la cruz de esas personas que cobran más que tú y, encima, te endiñan el plastidecor de color marrón.

En el trono de la tiranía tenemos al odioso Señor Burns, de The Simpsons, seguido del infernal chef escocés Gordon Ramsay, el mafias Tony Soprano y el tutor de aprendices y magnate de los medios, Donald Trump. Dejando a Monty allá arriba, la verdad es que la selección es bastante discutible. En lugar de haber incluido a mi querido Tony, yo hubiera puesto en su lugar (o incluso liderando la lista) al sibilino Arvin Sloane (Alias), y después, a la mosca cojonera de Gregory House sustituyendo a Ramsay. En el cuarto lugar, colocaría a Simon Cowell, de X Factor, en vez de Trump.

Por el contrario, en los altares del mejor jefe tenemos, por este orden, a Miranda Bailey, de Grey's Anatomy; Amanda Woodward, de Melrose Place; y Charlie Towsend, representando a sus propios Angels. Aquí, aparte de no entender por qué sólo son tres... ¿Qué hacen ésas dos en los dos primeros puestos?
  • Teoría 1, basada en estudios neurológicos: tienen amnesia parcial y no se acuerdan de que a Bailey la llamaban La Nazi.
  • Teoría 2, inspirada en el consultorio de la Cosmopolitan: el ránking fue confeccionado por tíos masocas a los que no les importaría que Woodward los llevase por la calle de la amargura.
Mi propuesta: Charlie (qué placer eso de no tener que verle la cara al 'boss'); Luke, de Gilmore Girls, porque lleva gorra y es un gruñoncete entrañable; y Sarah Connor, de las Chronicles, porque si es capaz de salvar a John una y otra vez, reflotar una empresa es pan comido para ella.

Siguiendo con listas, ahora me toca dar cuenta de otra complemente diferente. El prolífico Satrian me lanza un premio-meme (¡mil gracias!) desde la genial cabecera de su Truthkills llamado Siete cosas sobre ti, que va de contar manías y cosillas raras de quien lo sigue. Los siete samurais que tenía en mente ya han sido elegidos, así que me me limitaré a poner mis siete de tropecientas bizarradas.

  1. Estoy poseída por el espíritu de Bewichted. Aunque no arrugo la nariz, con frecuencia me toco la punta inconscientemente.
  2. No pongáis un durum kebab a mi alcance que lo devoro. ¡Me pierden! Cuando estudiaba la carrera, tuve un par de meses en los que comía religiosamente un kebab a la semana, pero luego pensé en mis jugos gástricos y dejé el hábito.
  3. Soy una marmota. No importa el lugar y las condiciones acústicas que yo duermo plácidamente. Ya puede venir a saludarme Spielberg, que, si tengo sueño, de allí no me saca nadie.
  4. Con las sábanas, tengo tendencia a crear capullos imposibles de deshacer. A no ser que sea verano, es mejor que el que vaya a dormir conmigo se traiga unas sábanas de repuesto jeje!
  5. Odio ver a esos hermanos vestidos iguales, sean o no gemelos. Como los hijos de la Infanta Cristina. Viva la diferencia.
  6. El reloj y yo no nos llevamos demasiado bien. Ya me engañaron un par de veces para que tuviera que ser yo la que esperara media hora.
  7. Y volviendo a hablar de narices, tengo un olfato de Wolverine para los libros nuevos. Es coger uno y ya estar oliendo las páginas.
Antes de que continúe enumerando rarezas, aprovecho para anunciar que durante lo que resta de semana y la siguiente habrá parón de emisiones en este blog, porque estaré con un curso intensivísimo de inglés. Si me queda algo de tiempo para meterme en Internet, me pasaré por vuestros blogs y por el Twitter. ¡Ay, qué haré sin mis series! Al menos, sé que leeré un poco menos los subtítulos a la vuelta.

Have a good time these days, folks ;)

domingo, 10 de mayo de 2009

Cien horas en el cuarto de descanso

PRESCRIPCIÓN MÉDICA: Se recomienda haber visto el capítulo 100 de 'Grey's Anatomy' antes de leer el siguiente post. De lo contrario, los efectos secundarios pueden manifestarse en forma de piedras spoilerosas en el estómago.

Hace un par de meses me quejaba del consumo de sustancias prohibidas en el séquito de guionistas de Mama Shonda Rhimes. No era para menos, a tenor del necrosexo que Izzie Stevens y su difunto prometido, Denny Duquette, mantenían a escondidas en la sala de descanso del Seattle Grace Hospital (SGH). Pobre Alex Karev, debió de ser duro que tu novia te la pegase con un fantasma. Viendo el nivel de surrealismo que estaba adquiriendo la trama y los evidentes síntomas de 'jumping the shark' que la serie estaba mostrando (¿a qué fin hubieron de desenterrar al muerto?) , los fans sabíamos que aquello, viniera de donde viniese, no podía significar nada bueno para Stevens. Y, en efecto, así está siendo.

Quitando los revolcones, las apariciones de Duquette son reflejo del tumor cerebral de Izzie, que, una vez cae en la cuenta del porqué de las visitas de Denny, entiende que la muerte está debajo de su almohada. La discusión a las puertas de urgencias del capítulo 13, con ese revelador "I've come for you" ("He venido a por ti"), nos muestra la verdadera misión del prometido, un moderno Caronte al frente de la barca de la laguna Estigia.

Con esa confesión los despropósitos cesaron y la serie no ha hecho más que progresar adecuadamente. El equipo de Rhimes ha sabido arreglar los errores sobre la marcha. De esta forma, hemos disfrutado por fin del potencial dramático de Owen Hunt, torturado por sus recuerdos de la guerra de Irak y embarcado en una intensa relación con Christina, que gracias a este emparejamiento ha roto otra pared en su evolución como personaje. Prefiere pasar calor en su cuarto, cargándose el ventilador, con tal de que McArmy no piense que son las aspas de un helicóptero. Así es el amor 'by Yang'.

Por su parte, los pesados Meredith y Derek se han centrado con su compromiso y nos han dado un pequeño descanso, pasando a un segundo plano. George ha dejado de vagar y tiene, sin molestar demasiado, una subtrama decente como ayudante de Hunt en trauma. Callie ha encontrado en Arizona una relación más llevadera que con Hahn, aunque lo de sus problemas financieros resulta algo inverosímil. Mark y Lexie 'Little' Grey son de esas parejas sorprendentes que no desentonan, a pesar de la algo absurda historia del pene roto.

Todos ellos están en un estadio diferente que al principio de esta quinta temporada, y los casos médicos se han vuelto cada vez más interesantes hasta llegar al capítulo 100 en donde Alex recoge, para sus propios votos matrimoniales, el discurso de graduación de una paciente que ha perdido a todos sus amigos. ¿De verdad alguien creía que Meredith y Derek se iban a casar? En uno de los reportajes de Variety dedicados a la cobertura de 'What a difference a day makes', la periodista Sandie Angulo Chen relata las artes del equipo de Grey's para articular falsos spoilers, así que esta vez no iba a ser una excepción.

Los guionistas han utilizado el buen gesto de Meredith y Derek hacia Izzie y un devastado Karev para seguir alargando el tira y afloja de los primeros. Pero eso no quita que el giro dramático haya funcionado a las mil maravillas y haya conseguido lo que se espera de un capítulo de Grey's: altas dosis de melodrama pasteloso y llanto. Incluso se perdona que hayan traído de vuelta a Denny the Phantom. Antes obvié a propósito hacer mención al crecimiento de Alex como personaje. Pues bien, en este episodio hemos visto su catársis final. Ya no es el creído de años anteriores: el 'yo' ha dado paso a un 'nosotros' y a un auténtico sentimiento de entrega. Conmovedora su escena en el banco con Meredith.

Puede que los recursos para provocar la lágrima han sido demasiado fáciles, como ese conato de caída de una agotada Izzie camino del altar, o la propia celebración de una boda 'in extremis' por el grave estado de salud de la novia. No hay que negar un cierto tufillo a cliché de telefilm, pero, dentro del universo de la serie, todo ello encaja. De ahí que tengamos que ponernos en la peor de las situaciones con vistas al doble 'season finale' del 14 de mayo, y más, sabiendo todos los dimes y diretes acerca de la continuidad de Katherine Heigl en la serie.

De momento, el capítulo 100 ha resultado todo un 'shondazo' para Mama Rhimes, ya que su culebrón se proclamó vencedor en la noche del pasado jueves con un 5,3 de 'rating' y 14 de 'share' en la demo de 18 a 49 años y 15,3 millones de espectadores en total, por encima de los 3,5/9 y 14,6 millones consechados por el panzer CSI. El dato es especial porque los chicos del SGH han reunido ante sí más espectadores que los forenses de Las Vegas por primera vez en lo que llevamos de 'sweeps' de mayo.



Así las cosas, y regresando a la historia, hemos viajado tres años atrás en el tiempo, a un 15 de mayo de 2006, al segundo final de temporada de Grey's Anatomy. Sin embargo, es Izzie, y no Denny, quien está en la cama.

Al acabar el capítulo, ¿nos sentiremos igual que entonces?, ¿nos quedarán ganas de atizarle al cada vez más insoportable Chief?

jueves, 7 de mayo de 2009

El ABCdario de Spelling

¿Conocéis a alguien que haya sido capaz de deletrear la palabra éxito del derecho y del revés durante 40 años seguidos, y que, además, haya elevado al culebrón a cotas jamás alcanzadas en 'prime time'? Hace casi tres años que un infarto privó para siempre a Aaron Spelling del placer de pasear por las naves de los grandes estudios, pero vivitos y coleando siguen su decena de clásicos de la televisión entre los que se encuentran Starsky & Hutch, Charlie's Angels y Beverly Hills, 90210.

Nacido en Dallas (Texas), en 1923, este hijo de inmigrantes judíos de origen polaco y ruso, vivió las de Caín en su infancia, ya que pasó un año entero en la cama sin poder mover las piernas, traumatizado a causa del acoso de sus compañeros de clase. Sin embargo, el pequeño Aaron sacó buen provecho de su desgracia y se puso a leer cantidades ingentes de libros, que, sin duda, marcarían su devenir futuro.

Aunque Spelling entró de lleno en el negocio a mediados de los cincuenta con la escritura de guiones de anatologías dramáticas como Playhouse 90 (CBS, 1956-1961), no sería hasta finales de la década siguiente cuando conseguiría su primer gran éxito con la policíaca The Mod Squad (1968), serie que inaugura su periplo triunfal en la ABC, 'su' cadena, de la que, un poco más, y se convierte en el dueño a la vista de todas las ficciones del productor emitidas en ella. Tanto es así, que en el sector la 'network' llegó a ser conocida como la Aaron Broadcasting Company.

The Mod Squad, un Dos policías rebeldes con tres jóvenes delincuentes reciclados en agentes del orden, fue la primera serie creada por Spelling en la sociedad que formó con el productor y comediante Danny Thomas, la Thomas-Spelling Productions, responsable de la 'sitcom' The Tycoon (1964-1965) y el western The Guns of Will Sonnet (1967-1969). Obviaremos la cadena emisora, que ya se sabe.



Las camisas de chorreras de los setenta significaron nuevos aires y pelotazos masivos para el padre de Tori que acababa de sentar los cimientos del emporio Spelling Television, actualmente reducido a una unidad de negocio más dentro del conglomerado CBS. A pesar de la reciente creación de su propia empresa, el avispado Aaron unió fuerzas con el guionista Leonard Goldberg, y el resultado no pudo ser más satisfactorio: la 'buddy series' Starsky & Hutch (1975-1979); S.W.A.T (1975-1976), sobre las actividades de la unidad especial de agentes al mando del teniente Harrelson; Charlie's Angels (1976-1981), pionera en mostrar mujeres dando mamporros; y The Love Boat (1977-1986), destacable por su formato de comedia de una hora de duración y por el entrañable capitán Stubbin.

En las cuatro producciones citadas se aprecian pinceladas de la marca de la casa Spelling: glamour, paisajes bonitos y gente guapa. Constantes a lo largo de toda la seriegrafía del productor, estos elementos se potenciarían más que nunca con la emisión en 'prime time' del culebrón Dinasty durante nueve temporadas (1981-1989). Los Carrington, junto a los Ewing de Dallas, y los Channing de Falcon Crest, pusieron de moda en horario de máxima audiencia a los ricachones petroleros y vinícolas. Para rematar la jugada, Dynasty sirvió como 'lead-in' a otra oda al lujo como es Hotel (1983-1988).

Desde luego, el tío Aaron era todo un conejillo Duracell, o bien, tenemos que indagar en su árbol genealógico para encontrar algún antepasado churrero. El secreto de su productividad reside, precisamente, en aquello que más se le critica a J.J. Abrams: delegar en otros, con la diferencia de que el maestro Spelling repartía tareas a conciencia desde el principio y, además, sabía hacerlo bien. Líneas argumentales claras y directrices igual de claras al equipo creativo.

Este método de trabajo hizo posible su longevidad en el negocio y así nos plantamos en los años noventa, una época que pasará a la historia porque... ¡Spelling abandonó su 'network'! Inciso: bueno, no del todo, ya que antes de dejar la ABC, su compañía echó una mano a David Lynch en la producción de Twin Peaks (1990-1992). Ahora sí; la elegida para la mudanza fue la FOX, que albergó los muebles de Beverly Hills, 90210 durante diez temporadas (1990-2000) de drama adolescente, enchufismo (Donna/Tori y su hermano Randy) y polémica cortesía de Shannen Doherty (Brenda) y Jennie Garth (Kelly).

El pelo de Brian Austin Green parece un gorro de ducha

Por si no resultaba suficiente, los enredos juveniles envejecieron un poco de la mano de Melrose Place (1992-1999), en la que se recuperó a una ex Carrington como Heather Locklear para interpretar a la 'bitch' de la década, Amanda Woodward. Llegó a tiempo para azuzar los 'ratings' de audiencia, salvar a la serie de la mano canceladora de la FOX y, de paso, extender el mal a su alrededor. Casi nada.

Con esos dos éxitos, el veterano Spelling se sentía más joven que nunca, así que se trasladó a la cadena juvenil por excelencia. El otoño de 1996 asistió al nacimiento de la 'netlet' The WB, y allí estaban él y el productor E. Duke Vincent con dos nuevas series para rellenar horas de programación. La primera de ellas, Savannah (1996-1997), era un Melrose en clave sureña, quizá demasiado adulto y perverso para el 'target' de la cadena, que la condenó al averno. Todo lo contrario a lo ocurrido con la segunda propuesta, 7th Heaven, cuyo argumento, para empezar, se encontraba a galaxias luz de la anterior. A saber, pastor protestante con cinco (luego siete) hijos que se encargaban de animar el asunto, pero, claro está, siempre con moralina esclarecedora al final de cada capítulo. Resultado: once temporadas (1996-2007) que lo convierten en el drama familiar más longevo de la historia de la televisión y presencia destacada en el top 5 seriéfilo de cualquier republicano del ala Palin.


Happy es el amo, ¡no cambia!

Para ir cerrando este repaso de la producción 'spellingiana', vamos a tirar del 'How Soon is Now?' de The Smiths versionado por Love Spit Love. Sí, se trata del opening de Charmed (1998-2006), a.k.a. el Poder de Tres de las hermanas brujas Halliwell, el Libro de las Sombras, los efectos especiales un tanto chuscos, y el puente de San Francisco.

Dos años antes de su muerte en junio de 2006, a un Aaron bastante lastrado ya por el cáncer le dio tiempo a producir la última de sus series. Lo hizo volviendo a los soleados parajes de California, donde se desarrolló durante dos tandas de episodios Summerland (2004-2005), protagonizada por una Lori Loughlin que actualmente se deja ver en 90210.

Vinculado a cerca de dos centenas de historias a lo largo de su extensa trayectoria profesional, puede que la mayoría de ellas no resistan al inmisericorde paso del tiempo si ahora las sometemos a un revisionado, pero ahí queda el legado de este Señor de la producción televisiva.

P.D.: Lo sé, es un peñazo de cuidado... xD

domingo, 3 de mayo de 2009

Pilotando Southland: Barrenderos con pistola y corbata

Voy a confesarlo abiertamente: no soy amante de las típicas series de polis. Quizá por ello, me acerqué con ciertos prejuicios a la nueva ficción apadrinada por John Wells, productor ejecutivo de E.R y The West Wing, entre otras. Pero Southland ha hecho conmigo lo que ayer el Barça a la prensa deportiva de Madrid: '¡Zas, en toda la boca!'. Aunque, en este caso, yo diría '¡Bang!' porque balas es lo que abunda en los bajos fondos de Los Ángeles, ya sea para crear o barrer basura humana.

Casi al lado de las glamourosas palmeras de Beverly Hills y los escaparates de Rodeo Drive, yace un inframundo de carroña que esta producción se atreve a mostrar sin tapujos hasta donde los límites de la NBC permiten. Con poca música y mucho ruido de la calle, Southland nos adentra, bajo su capa de drama con toques documentales, en el día a día de un grupo de agentes del departamento de policía de L.A., encargados de limpiar la porquería en las esquinas del sur de la ciudad (de ahí el juego de palabras que da título a la serie), campamento de pandillas, traficantes y delincuentes comunes. ¿A quién le gustaría trabajar allí? Pues a Ben Sherman (Ben McKenzie).

El oficial Sherman tiene dos problemas: es un novato recién salido de la academia y, además tiene pinta de chico 90210, como bien lo describe su veterano compañero de patrulla, John Cooper ( Michael Culdlitz). Debe demostrar que está por encima de las situaciones y, además, lidiar con las continuas puyas que le lanza el incisivo Cooper a propósito de su acomodado origen. McKenzie no es que recite demasiadas líneas del guión en este piloto, es más, nos sigue ofreciendo el mismo rostro pétreo y algo inexpresivo que cuando interpretaba a Ryan en The O.C. (buenísimo ese gag-homenaje a los pijos de Newport), pero cumple con su papel.



A pesar de que aparenta ser un tipo de serie coral en la que los personajes no tienen un peso demasiado importante, Southland aprovecha la acción para desvelarnos detalles de la vida personal de cada uno de los protagonistas. Así, tenemos a la detective Lydia Adams (Regina King), que compagina como puede su trabajo con el cuidado de su madre, y al detective Sammy Bryant (Shawn Hatosy), con un matrimonio en crisis. De la agente Chikie Brown (Arija Bareikis), de momento, sólo sabemos que aspira a convertirse en la primera mujer SWAT.

Si la serie sigue pegada a la realidad, no se vuelve repetitiva (mi principal temor) y mantiene su excelente factura visual, me veré obligada a disparar a la segunda tanda de episodios, a pesar de los pitidos de censura para tacos de la NBC. La cadena, poseída por el espíritu del cable en esta 'midseason', ha conseguido con Southland el éxito de crítica y público que no pudo lograr con la majestuosa Kings.

A la espera de que ésta última regrese de sus vacaciones forzosas, creo que ya he firmado el diario de entrenamiento del agente Sherman con una buena nota.