Ha tenido que irse el verano para que por fin hable sobre lo último de la serie británica con el caso de complejo de río Guadiana (en curiosidades, para los lectores no españoles) más agudo de todos. Porque, ¡vaya historial más raro e irregular que lleva The IT Crowd en las premieres de sus temporadas! Casi dos años, dos, tuvieron que esperar los fanáticos de Moss, Jen y Roy a que regresaran con la cuarta entrega de sus aventuras bizarras y frikis en el sótano del edificio de Reynholm Industries. Menos mal que, para mí, fan tardía, la espera se tradujo en unos seis meses, y por eso, puede que el regusto que me dejaron los nuevos capítulos no fuera tan amargo como el que le dejó, por ejemplo, a Nahum.Aunque en líneas generales, la temporada no iguala las cotas de la primera y, sobre todo, segunda etapa, tampoco aprecié un bajonazo terrible de calidad con respecto a la tercera. Es decir, la comedia de Channel 4 se mantiene estable un peldaño por debajo de su máximo esplendor, lo cual no está nada mal para los veinticuatro episodios ofrecidos durante estos cuatro años. Por eso, se prefiere una caída leve a cámara lenta durante ese tiempo, que una buena leche en 20 capítulos en un año cualquiera de la televisión estadounidense.
Pero si hay un problema achacable a lo que hemos visto, debemos llamarlo por su nombre: Douglas Reynholm. Los guionistas han abusado de su presencia cuando se trata de uno de esos personajes que funcionan a las mil maravilllas en dosis reducidas por lo excesivos e histriónicos que resultan. La decisión de regalarle el último episodio del volumen fue un mal movimiento, porque firmaron el peor capítulo de la serie. Nunca me había aburrido con The IT Crowd hasta ese momento. Ni la vuelta de un Richmond reformado de su fiebre gótica pudo salvar estos 20 minutos.
El protagonismo que le dieron a Douglas le robó tiempo a Jen, que fue el centro del mejor y desternillante capítulo de esta entrega, 'Italian for beginners' (4x04). Sin contar con este episodio, la jefa del departamento de sistemas informáticos se prodigó relativamente poco en el resto, algo que se notó a la hora de dar equilibrio a las interacciones de los otros personajes principales o para elaborar bromas y gags a su costa, dos circunstancias que se conjugan perfectamente en el mencionado episodio y que nunca fallan.
Con todo, la temporada ha dejado un par de buenos capítulos como la parodia súpergeek del famoso juego Cifras y letras y en el que Moss acaba en el calabozo de la única forma en que podría entrar allí. En ambos, se ofrece una versión de Moss malota y de guetto, pasada de vueltas y divertidísima. Algo más apagado he notado a Roy, cuyas penas de pringado no me han causado la misma gracia que antes.
Veremos si en la quinta temporada la serie es capaz de elevar de nuevo el estándar. En mayo, quedó claro que el canal británico sigue teniendo de momento plena confianza en la comedia, tras renovarla sin haberse estranado si quiera la tanda de episodios que ocupan la entrada de hoy. Eso sí, más vale prepararse para un largo período sin más noticias sobre este Guadiana.





