Seguramente os habéis encontrado en una situación en la que abrís la
nevera y veís que hay varios productos (casi siempre, fruta y verdura)
que se están pasando de fecha, porque no os ha dado la gana de
cocinarlos, pero que todavía son rescatables. Pues bien, he estado
repasando mi lista de blogueos pendientes de la pasada temporada y se me
ha ocurrido hacer un mejunje parecido a las frittatas
que hago de vez en cuando, antes de empiece a olvidarme de sus
argumentos, personajes y estrellas invitadas (Ok, no, puede que no
llegue a tanto...). ¿Los ingredientes? Todo lo que he podido pillar de
la segunda entrega de The Borgias, la tercera de Modern Family, la segunda de Boardwalk Empire, la segunda de Lip Service y de los volúmenes únicos de Hit & Miss y True Love. Ya es mezcla, ya.
The Borgias (S2, Showtime)
Esta serie es, desde hace más de un año, la responsable de que las
primaveras sean más calientes y alborotadas que de costumbre. Si a la
primera temporada le costó un poco ajustar el tono, la segunda ha sido,
de principio a fin, un torbellino de traiciones, excesos, peinados
estrafalarios e intentos de asesinato de lo más culebronesco. Con una
Lucrezia simplemente espectacular como centro del protagonismo y
aprendiendo a pasos agigantados de su madre, Vanozza, la producción de
Neil Jordan ha puesto en jaque los chanchullos del Papa Alejandro VI a
la vez que ha ahondado en las complejas relaciones de sus hijos varones.
Cesare ha demostrado ser el verdadero perro guardián de la familia,
mientras que Juan ha caído en desgracia, aunque dando más risa que pena.
¿Y qué hay Micheletto? El fiel servidor de Cesare nos ha dejado los
ojos como platos este año. El próximo abril, más.
Modern Family (S3, ABC)
Los 20 minutillos que dura cada episodio de Modern Family
continúan siendo una de las apuestas seguras de la semana televisiva.
Steven Levitan y Christopher Lloyd se han decidido a explotar al máximo
el potencial de los Dunphy más allá de Phil y lo han extendido también a
Claire y Hayley. Los ataques neuróticos de la primera y la limitación
de coco de la segunda siempre apuntaron maneras, pero si lo combinamos
con un poco de campaña electoral y la búsqueda de una universidad que
esté dispuesta a recibirte, las risas están más que servidas. Cameron y
Mitchell han tenido un papel no tan destacado si bien la nueva Lily
interpretada por una niña un poco más crecida, ha dado episodios tan
divertidos como el del 'fuck', y su trama en general han tomado un tono
un poco agridulce (dentro de lo que permite la serie, claro) que
contrasta con el sorpresón de Gloria.
Hit & Miss (Temporada única, Sky Atlantic)
La primera serie original producida por el canal 'premium' británico Sky Atlantic llegaba con un argumento 'terremoto': Mia,
una transexual metida a asesina en serie para pagarse la operación de
cambio de sexo se encuentra con que tiene un hijo del que debe hacerse
cargo junto con el resto de la prole que dejó su ex novia. ¿La actriz
elegida para ponerse una protésis y dar vida a esta bomba de relojería?
Quién sino Chloe Sevigny, una de las mujeres del mormón de Big Love y, sobre todo icono de estilo y actriz curtidísima en retos de lo más variados (¿hablamos de la felación real a Vincent Gallo en Brown Bunny, de Boys Don't Cry o de Kids?). ¿El responsable? Paul Abbott, otro especialista pero en mostrar familias de lo más disfuncional (Shameless) o en crear thriller políticos de renombre (State of Play).
A pesar de que su final está muy lejos de saber a final, y que la
noticia de su no renovación cogió con el pie cambiado a muchos, Hit & Miss
es una de las ficciones imprescindibles del año: capaz de encapsular en
seis capítulos un argumento fresco, momentos de auténtica crudeza
visual y emocional y, como ya viene siendo habitual en las islas, una
exhibición de actores infantiles fuera de lo común. Jorden Bennie, el
pequeño que interpreta a Ryan, el hijo biológico de Mia, clava todas y
cada una de sus escenas.
Boardwalk Empire (S2, HBO)
Nucky
Thompson y compañía dejaron de titubear en su segunda temporada, donde
se resuelve sin contemplaciones uno de los grandes dilemas del
protagonista: ser o no ser un gángster completo. Si la primera entrega
ya anunciaba que el advenedizo Jimmy Darmody le podía dar más de un
quebradero de cabeza a su mentor, Nucky, la historia ahora no pierde
tiempo en situar al espectador y se abandona a su propio ritmo, dejando
claro qué es lo más importante antes de dar un giro copernicano que muy
pocas series se pueden permiten y, menos, cuando no llevan tantos años
en parrilla. Con todo, la obra de Terrence Winter continua padeciendo de
un excesivo afán de abarcarlo todo, produciendo personajes de cuota
como esporas, y creando menos calor que el iceberg del Titanic. Más o
menos, lo mismo que comenté el pasado agosto en el podcast de Yo disparé a JR.
Lip Service (S2, BBC3)
Lo
que podría haber sido un buen ejemplo de ficción a la que perder la
mitad de los protagonistas y sustituirlos por otros le sienta de maravilla
acabó peor que todos sus aciertos juntos. Ciertamente hay pocos
creadores capaces de ser tan bipolares en tan sólo seis capítulos, pero
es lo que ha conseguido Harriet Braun en su drama lésbico ambientado en
Glasgow (Escocia). Lástima que los ratings irrosorios fueran comparsa de
la tragedia forzada y de las pérdidas de tiempo monumentales, y hayan
condenado a personajes tan interesantes como Lexy, Tess y Sadie. Este
grupo dejó claro que el tono de la serie funcionaba mucho mejor cuando se
inclinaba más hacia la dramedia ligera del típico piso compartido que a
historias con acosadores y triángulos amorosos metidos con calzador
para darle cancha a personajes que ya no tenian nada que hacer en la
serie (no todos los showrunners son tan eficientes en este sentido como
Shonda Rhimes). Cancelada, y con razón, a pesar de quedarse con uno de los
finales más cabritos que he visto últimamente.
True Love (Temporada única, BBC)
Es raro que yo hable mal de la Beeb en un mismo post, pero cuando toca, toca. Un concepto que llamaba la atención, el de una serie basada en la improvisación de sus actores, y un reparto encabezado por David Tennant y su 'companion' Billie Piper tenía que ser catado sí o sí.
Aunque sea por ver el reencuentro whoviano, que al final no fue tal por
que ambos participaban en historias distintas dentro de las cinco
independientes, una por episodio, que formaban la serie. Pero tras haber
asistido a la disección del amor que presenta en la costera población
inglesa de Margate, la nostalgia no es factor suficiente para
recomendarla. La historias son un dechado de lugares comunes y se acaban
antes de empezar a mostrar el conflicto que acarrean las acciones de
sus personajes, quizás lastradas por una media hora de duración que se
queda corta para recoger temas complejos y. menos, si gran parte del metraje se rellena con canciones. Así improvisa cualquiera.
4 comentarios:
Realmente Hit & Miss siempre se planteó como miniserie (fuimos nosotros los que pedíamos 2ª temporada) ergo me parece muy mal calculado ese final tan abierto. Aún así, es completamente recomendable.
Y mira que no veo (ni veré) The Borgias, pero me lo pasó bomba leyendoos a ti a Felipe comentarla.
Martinyfelix: No sabía que la idea original era esa porque entonces ese final tiene mucho delito.
Las tertulias de The Borgias son un clásico, yo casi me lo paso mejor en ellas que viendo la serie!
Pues sí, si estaba planteada, en un principio, como miniserie (a Hit & Miss me refiero) menos me cuadra ese final......
¡Saludos!
Hola, perdona que te escriba por aquí pero no encontraba el contacto con ningún lado.
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Un saludo y gracias
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