
Eso debieron haber pensado los responsables creativos de Life Unexpected, a los que, al contrario que los islandeses, les debió hacer un tiempo estupendo todos los días después del prometedor trabajo realizado en el piloto, que decidieron dibujar la temporada utilizando papel cebolla con el que calcar los episodios para ahorrar tiempo. Cuidado, no vaya a ser que al sol le diera por esconderse en cualquier momento.
Cate es la bruja y Baze, el trozo de pan que consiente a la hija que tienen en común, Lux. Cate intenta ser guay con Lux, pero la acaba fastiando y la chica se va a casa de su padre a llorar. O Baze la pifia, y la rubita acaba en casa de su madre, otra vez. Valen cualquiera de las dos posibilidades. Propiedad conmutativa llevaba al extremo, como si me ponen un conejo de color verde encima de la cabeza (más bien, gorro) de Lux que seguro que no me fijo en el detalle.
Luego están Cate y su futuro marido, Ryan, que trabajan juntos en un programa de radio y prestan su imagen a un montón de eventos, en los que siempre aparece Baze con la única misión de montarla porque está picado con Cate, que siempre le está echando en cara lo infantil que es. Aunque a la mujer se le ablanda el corazón y le acaba poniendo ojitos a su ex en plan "no te mereces que te perdone pero lo hago". Sí, una de las frases que no se dicen en ese tipo de relaciones donde la tensión sexual toma el control de las cosas, y crea triángulos equiláteros hasta que una de las puntas empieza tirar hacia su ángulo y acaba con la forma original. Y ya no cuento el resultado si decoramos el conjunto con un poco de cenizas residuales una vieja erupción volcánica entre dos de las puntas del triángulo.
Cuando te preocupan los personajes, estos polvillos negros son recibidos como un regalo y no te vas a quejar al mostrador de atención al cliente por estar un tiempo atrapado en la sala de espera tragando episodios que repiten patrones. Pero cuando te encuentras con elementos como Baze y Cate, cuyo interés individual desciende capítulo a capítulo, la ceniza es tan molesta que el pobre personal de tierra se tiene que aguantar. Que se líen de una vez, porque está visto que ni Ryan, por soso, sobre todo, Lux, son capaces de asipirar la nube oscura que crean los otros dos.
Lux estaba llamada a ser la protagonista de la serie. Podría haber sido un buen mastil al que agarrarse viendo el tipo de adultos que la rodean (mejor no hablar de los amigos de Baze, Math y Jamie -¿para qué están?- y una hermana y madre de Cate desaprovechadas), y digo "podría haber" porque el guión falla en crear empatía con ella. Tiene 16 años y está en su derecho de hacer tonterías, sin embargo las razones por las que las hace no me consiguen llegarme. Todo queda muy en la superficie. Sólo salvo sus momentos con Ryan, al que más allá de matrimonios, le une esa posición de espectadora del show predecible de Cate y Baze.
No hace falta ser adivino para saber cómo se iban a desarrollar los acontecmientos en el último cuarto de hora de la season finale que, como ya ocurriera en la season premiere, volvió a recurrir al Can't go back now de The Weepies para ambientar la escena. Cuando entró Lux en las vidas de Cate y Baze lo cambió todo para siempre, aunque ¿habrá vuelta atrás para lo que pasó en el último episodio? Todo dependerá de si The CW se decanta al final por Life Unexpected en detrimento de la arrugada One Tree Hill y Melrose Place a la hora de conceder una última renovación.
Por lo que a mí respecta, no hay vuelta atrás. Que se la trague el magma de MyTVShows.