Llevaba retrasando esta entrada un rato largo porque, después del mal sabor de boca general que me dejó el visionado del remake estadounidense de Skins, lo que menos me apetecía era que me saliera una crítica muy negativa. Y, aunque tampoco sea demasiado bueno el uso que le voy a dar a la serie a continuación, por lo menos me sirve para esbozar algunos de los peligros a los que se enfrentan las nuevas versiones de éxitos recientes, todavía calientes en la memoria como para inducir una molesta y resacosa visión doble cuando nos enfrentamos a las reescrituras:
1) La inevitable comparación. Si el propósito es remakear una serie que no ha muerto hace mucho, o más difícil, una que aún esté en emisión, se multiplican las probabilidades de que se pongan las dos sobre la mesa y se juegue a detectar las siete diferencias. Para esto también hay que tener el cuenta la fama y el alcance de la ficción original, porque no es lo mismo hacer un remake de una producción poco conocida o procedente de un país con peso pluma en la industria audiovisual (me viene a la cabeza The Killing que adapta a la danesa Forbrydelsen -que levante la mano quién la haya visto por estos lares-), que una serie británica con un número aceptable seguidores en el mundo. Skins US tenía todas las de perder la carrera de llegar primero a su audiencia, incluso en su propio territorio, porque el original ya se emitía en BBC América.
2) Cambiar o no cambiar elementos. El juicio de la comparación depende de lo mucho o poco que el adaptador se aleje del texto fuente. En este sentido, se aprecia un esfuerzo consciente por parte de Bryan Elsey de romper con su propia obra y de autocopiarse con otro acento. Pero es una tarea que se queda a mitad de camino, ya que por un lado cambia las personalidades de algunos personajes como el calculador y brillante Tony Stonem convirtiéndolo en el pseudolíder mediocre Tony Snyder, pero al final del día, sigue llamándose Tony y desempeñando una función parecida dentro del grupo. Y es ese cambio de actitud del personaje el que deja de justificar su nombre propio (los nombres se cargan de significados que asociamos a ciertas cualidades, en el universo Skins Tony es manipulación ) y su puesto en el centro del drama como el guión se ha encargado de recalcar de forma desastrosa.
No obstante, el principal motor de los cambios es Tea, la (en teoría) irresistible lesbiana que vino a sustituir al testimonial e igualmente gay Maxxie, pero que ha actuado como una veleta a lo largo de todos los episodios, argumentando supuestas "conexiones" y enamoramientos que no encontraban su reflejo y explicación en lo que se veía en pantalla. El 'hábil' guión de la serie, merecería un post para el sólo, de verdad. En una luz más positiva se encuentran las modificaciones en los arcos argumentales de Daisy (Jal) y Abbud (Anwar), y sobre todo, Cassie (Cadie), Stanley (Sid) y Michelle, gratas sorpresas que quedan enterradas por la chapuza general. Con Chris, no entro porque se trata del personaje más calcado, si bien, su historia está ligada a una decisión creativa que termina por sentenciar cualquier resquicio del espíritu del original en este remake. ¿Qué hace un adulto protagonizando uno de los diez episodios?
Dicen que el morbo hace subir el share, pero el mérito no fue de la PTC, sino de una serie muy mal planteada en el que hasta las escenas polémicas resultan artificiosas en un contexto social en el que quizá el desfase suceda o esté concebido de otra forma a esas edades. En otras palabras, ¿así es la versión exagerada del adoelscente yanki a pesar del trabajo de campo realizado con adolescentes de la zona? Sigo afirmando que hubiera sido mucho más satisfactorio crear unos personajes y tramas totalmente inéditos.
4) Los actores escogidos. Si el conjunto ya aparece impostado e increíble, mejor no discutir sobre el bajísimo nivel de las actuaciones. La televisión británica, o ya puestos, las islas, es un caso aparte por su capacidad producir como churros talento interpretativo a edades muy tempranas. Pero lo que se encuentra en US Skins no llega a un mínimo. Obviando el desafortunado libreto, Sofia Black D'Elia (Tea) y James Newman (Tony), por ejemplo, no son capaces de añadir un nuevo registro facial a sus expresiones ni darle tonos diferentes a su pronunciación. Es como si los robots actuaran, muy por debajo de lo que se espera en papeles sobre los que recae gran parte de los conflictos. Y la situación no hace más que empeorar cuando, como ocurre con Tony, se tiene el referente británico de Nicholas Hoult a la vuelta de la esquina. No es que todos los actores de la primera generación de Skins fueran consistentes en sus habilidades, pero lograban transmitir con bastante más solvencia que esta pandilla, donde Britne Olford (Cadie) y Rachel Thevenard (Michelle), dentro de lo que cabe, logran maquillar un poco lo inmaquillable.
A día de hoy, la MTV no se ha pronunciado acerca del futuro de la serie. Con tanto silencio y ratings en mano, todo parece indicar que está más cerca de la cancelación pero, si el canal decide renovarla, con una vez ya me habrá bastado.
¿Se os ocurren otras razones para pensárselo dos veces antes de rehacer una serie?
4 comentarios:
Estoy contigo, de hacer una versión americana de Skins hubiera sido mucho más interesante una generación totalmente nueva en lugar de "eso", así tenían escusa para hacerla menos atrevida sin cabrear a nadie...
Pero que penica dan estos señores, y eso que creo que vi solo cuatro. Si es que hay cosas que no deberían remakearse nunca y punto.
Manganxet: Hubieran quedado mucho mejor, y de haberla pifiado, por lo menos lo harían con la cabeza bien alta xD
Martinyfelix: A mí por lo general no me gustan los remakes, pero es que aquí se estaban metiendo en camisas de once varas!
NO DEBEN CANCELAR LA VERSION NORTEAMERICANA ESTA MUY BUENA PERO Q PENA Q LA AUDIENCIA HAYA REDUCIDO TANTO DEBE HABER UNA SEGUNDA TEMPORADA PORQUE NO HAY NADA DE MALO EN ESTA VERSION DE LA SERIE SKIN US!!
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