sábado, 2 de junio de 2012

"Let it play"

No sigas leyendo si no quieres llevarte una patada spoilerosa de Emanda por no haber visto la season finale de Revenge.

Este mayo ha sido un mes malísimo para este blog. Con la avalancha de season finales, sólo pude compartir bien mis impresiones sobre The Good Wife, y la gente que me sigue en Twitter sabe bien que he estado spameando el timeline con opiniones sobre los últimos episodios de gran parte de las series que sigo. Ha habido lugar para emociones de lo más variopintas:  indiferencia, indignación, rabia, enternecimiento y euforia. Hoy me voy a dedicar a recrearme en ésta última... y en Revenge. La serie debutante de la ABC se ha llevado gran parte de los tweets histéricos, puñetazos al cojín y 'madre mía, madre mía' con el capítulo que cierra una primera temporada que, si estuviéramos en una discoteca, sería el equivalente a pasarse muchas de esas 22 noches sobre la tarima dándolo todo. Era de justicia que la serie de Mike Kelley se saltara la lista de espera de entradas. Eso, o me arriesgaba a sufrir los juegos mentales de su Emanda que, en estos momentos, está más metida en el juego que nunca. Ella suelta "Let it play" donde The Beatles decían "Let it be".

Después del clímax alcanzado en 'Chaos' (1x15), punto de inflexión de esta entrega en el que se descubrió la identidad del asesinado en la playa durante la fiesta de compromiso, tocaba ver las consecuencias de tan trágico acontecimiento. Ya se veía que el peso del drama se iba a trasladar de Emily/Amanda/Emanda a Victoria, un movimiento muy lógico, teniendo en cuenta que la Reina de los Hamptons es una institución clave en la narrativa de la serie, y que Madeleine Stowe había demostrado que es posible sacarle partido al bótox para ofrecer una actuación que todo el mundo adore. Victoria Grayson se ha erigido, por tanto, en la figura central de las últimas semanas.

Hemos visto cómo Victoria volvía a sus raíces de los bajos fondos como la arribista Victoria Harper, regalándonos unas escenas de lo más gratuitas con ese antiguo amor interpretado por James Purefoy; cómo contrataba a matones para que le hagan la vida imposible a su hijo entre rejas con tal de sacarlo de la cárcel; cómo iba tejiendo con todas sus fuerzas su propia venganza para entregar a su inmimente ex marido, Conrad, a la justicia, primero por el atentado del avión, y segundo y más importante, por ordenar el asesinato de su amado David Clarke. La Grayson, sin duda, fue lo mejor de unos episodios de 'relleno' en los que confirmamos que su alma no estaba muy lejos de la de Emanda, que para ella sus hijos son motivo suficiente para que el fin justifique los medios y que le mueve una necesidad imperiosa por redimirse de sus errores del pasado, los mismos que la ponen en el centro del odio de la hija de David.

Revenge bajó la velocidad de su locomotora, bastante influenciada por una urgencia de reorganizar las tramas con vistas a crear, por un lado, un desafío mucho mayor y de largo recorrido para Emanda  (es decir, para la serie) y, por otro, ir añadiendo capas a ciertos personajes que, hasta ahora, no habían tenido mucho empaque. Esto es lo que pasa, por poner un ejemplo claro, con Daniel, el prometido-pegote de Emily,  que no es consciente del hecho de que acabar sucumbiendo al cáncer del apellido Grayson, y que ocultar la verdad son motivos de tachadura directa con rotulador rojo. La decepción de Emanda desemboca en la ruptura del compromiso en la season finale y en el olvido de cualquier compasión por parte de la rubia que, como se ve en 'Legacy' (1x20, capítulo que tiene el mérito de alternar dos flashbaks personales de forma magistral y de servir de catálogo de pelucas de medio pelo),  ha vivido su propio Batman Begins desde esa actitud de niñata nueva rica y perdida a lo Lindsay Lohan, víctima de la negación de su pasado, hasta convertirse en el soldado que todos conocemos. 

 Me tenían que haber cogido a mí para hacer de Conan el Bárbaro.

El personaje de Emily VanCamp, como el propio espectador en esos capítulos de transición, ha tenido dudas acerca de su cometido, pero sólo hacía falta que se le apretasen un poco más las tuercas. La revelación de que su padre no había muerto en la cárcel sino que había sido asesinado por un hombre de pelo blanco enviado por  Conrad renueva la ira de la protagonista y nos introduce en algo muy oscuro que va má allá de las inmediaciones de la mansión Grayson y la cabeza de turco de David Clarke. Algo que no había calculado Emanda en su plan maestro y que se resume en una organización terrorista de cuyas ramificaciones, me temo, no sabemos ni la décima parte todavía.

Una finale explosiva...

La figura del albino ha venido a echar mucha más salsa de la esperada, porque no sólo se cargó a Clarke, sino que también se las ingenia para secuestrar a Nolan por haber fisgado en su casa, encontrándose con una sorpresa que ni el mismo se esperaba: que la mismísima Amanda Clarke lo iba a buscar al infierno para matarlo. Así se abría esa oda al culebrón llamada 'Reckoning' (1x22), broche perfecto a una temporada trepidante, y en el que se encapsulan todos los elementos obligatorios de un género que, gracias al doble infinito de Emanda ha vuelto a la gloria del 'prime time'.

El capítulo enciende mecha desde el minuto uno, con una Emanda desplegando todas las artes aprendidas de su sensei para salvar a Nolan, pero incapaz, como bien remarca Bvalvarez en su recap, de rematar la faena con el albino. La memoria de su padre es lo que convierte a Emanda en un ángel de la venganza pero, al mismo tiempo, es lo que evita que se convierta en una máquina. Ni el amor por el pánfilo de Jack (al que consoló por la muerte del perro Sammy), ni Nolan: es su padre la que la mantiene en tierra. El relato, a partir de entonces decide jugar con Emanda, dándole una idea de que el fin de su tarea está cerca, mientras que al espectador no deja de darle pistas de que nanay de la china. Lo mejor es que la cadena de desgracias va in crescendo.

Primero, por ese inesperado e hilarante giro de los acontecimientos, con el regreso de FakeAmanda embarazada de Jack justo cuando Emanda le iba a confesar todo, sus sentimientos y su doble vida, al tabernero. Una no deja de pensar que por nada del mundo ese nonato fue concebido por Jack, sino que podría responder a una estrategema de Takeda (que se había llevado a FakeAmanda lejos el día del asesinato) para alejar a su pupila de distracciones mundanas que tengan que ver con pringados de la vida. El japonés tiene que volver tarde o temprano.




En segundo lugar, una acción tiene sus consecuencias, y la misericordia de Emanda con el albino se paga cara y de qué forma. El personaje parece tener su agenda oculta con los Grayson porque no le desvela a Conrad que su ex futura nuera es la hija de Clarke, pero colabora con éste para sabotear el avión en el que se embarca una Victoria exultante dispuesta a testificar contra su marido, pruebas en mano, y muy satisfecha de sí misma tras enseñar a su ex nuera la valía de un regalo vacío. El Seven Devils de Florence and The Machine le sientan como un guante a una secuencia en la que vemos cómo la Reina se acerca a la escalerilla del avión y el resultado fatal que se produce, quizá no para ella, porque es impensable que se deshagan de uno de los personajes revelación de esta temporada, sino para su hija Charlotte, que decide darle un último meneo a las pastillas tras creer que su madre ha muerto calcinada.

La canción también destaca el brote de esas semillas de oscuridad que se venían sembrando en algunos personajes  desde el regreso de la serie después de su hiato primaveral. Sabíamos que Ahsley era una trepa, pero ahora parece que no va a dejar de perder la oportunidad de darle alegría a un Daniel rabioso, y Declan es probable que se sienta culpable por haber dado esquinazo a la joven de los Grayson, que antes de la ingesta de pastillas, había demostrado que era digna hija del perrerío de su madre. La sombra de la culpa puede que tampoco abandone a Conrad, puesto puede haber perdido lo único que le hacia feliz en esa casa a cambio de haberse librado de la justicia. O eso es lo que él cree.

... ¿y la sombra de Alias?

Cuando el guión no da tregua no la da. Nolan, en su papel de escudero de Emanda, siempre está ahí para limpiar desastre y darle un momento de respiro cuando le empiezan a pesar diez de dura preparación para nada. El rubio de pasarela ha hecho copias de las pruebas, nuestra protagonista ve un poco la luz y, aquí viene el tercer golpe emocional para Amanda Clarke, el que pone la puntilla a la temporada. Dado que el silencio y la ausencia a veces dicen más de un personaje que lo contrario, como en Rebeca, la revelación de que la madre de que su madre está viva no cogió demasiado por sorpresa. A lo largo de la finale se nos habían dado pistas con flashbacks de la pequeña Amanda haciendo preguntas incómodas a su padre. Pero, ¿quién es ésta mujer? ¿Es buena? Por la reacción de David, parece que no lo es tanto... Sin ánimo, de arruinar la serie, es imposible no pensar en Alias y en sus diatribas entre el Bien y el Mal dentro de la propia familia, lo que unido al universo de puñaladas traperas de Revenge puede derivar en una central nuclear  apunto de hacer 'boom'. Quién sabe, a lo mejor Sydney Bristow y Amanda Clarke comparten más que un gusto por las pelucas y las artes marciales.

En cualquier caso, el hecho de que Kelley esté buscando a una actriz de renombre para hacerle compañía a Stowe indica que la señora Clarke no va a ser una hermanita de la caridad. Por el bien del culebrón no puede serlo. Ya sea una megalómana o una desquiciada internada en un centro, un género tan infernal como ése debe seguir ardiendo ahora que ha encontrado la llama perfecta.

4 comentarios:

@aleyt1 dijo...

y que la llama arda durante mucho tiempo...me diverti mucho con tu review

auguro unagran segunda temporada

saludos desde www.seriesdebolsillo.com

@aleyt1

elclubsilencio dijo...

Estoy totalmente agree a que Victoria ha sido la gran prota de los últimos capítulos. Me gusta ver la forma en que, desde el principio de la serie, Amanda y Victoria se han ido alineando en el mismo lado de la verdad.

Insisto en las similitudes entre Damages y Revenge en la creación del conflicto de las protagonistas: tienen mucho más en común de lo que puede parecer al principio (de hecho, poco a poco se ha ido redimiento a Victoria de la culpa de la muerte de David para cargársela al marido, que hasta el último capítulo ha parecido el gran hijo de puta).

Probablemente Victoria y Amanda se vuelvan a unir inconscientemente contra Mornay-Stone, aunque al final dejen la tregua para volver a apuñalarse, como Hewes y Parsons.

También me gusta que hayan tomado sentido muchos personajes, a los que se ido aumentando en profundidad emocional: Daniel y Charlotte son ya todo unos Grayson, sobre todo el hijo (se ha marcado un Anakin Skywalker en condiciones). Me ha gustado también el regreso de Emily (me parece el reflejo perfecto de la relación entre Amanda y su pasado, a lo que ama pero a lo que no puede regresar).

Un saludo!!

bvalvarez dijo...

Qué te voy a contar que tú no sepas :P

Como buena Emandadicta, necesito, es más, imploro que la madre sea toda una perra del infierno para poder ser testigo de una batalla a tres bandas como tiene que ser :D

A mí me tienen especialmente intrigada dos personajes. Uno, el sensei. ¿Tendrá algo que ver con la madre de Emanda? ¿Qué motivis reales tiene para ayudarla? Takeda me tiene loca, he de reconocerlo.

Dos, el hombre del pelo blanco. ¿Por qué no le dice a Conrad que su exnuera es Amanda Clarke? No lo termino de entender muy bien.

Por último, totalmente de acuerdo con lo que comentas de Victoria y su necesidad de redención. Y muy fan del pie de foto de Jack y su peluca. xDDD


Ah! Y gracias por la mención!

Selva dijo...

Me divertí con tu review casi tanto como con el season finale!
Gracias... Sos una genia de la prosa :-)