Si The Honourable Woman hubiese sido un thriller de espionaje barato con el conflicto palestino-israelí como fondo de pantalla, quizá la BBC Two habría retrasado la fecha de estreno prevista para el tres de julio pasado. Cinco días después, daba comienzo la 'Operación Margen Protector' que asoló la Franja de Gaza durante 50 días y dejó una hilera de más de 2000 muertos. Pero el segundo canal de 'The Beeb', seguro de su producto, no sólo continuó con el plan original, sino que ha brindado uno de los acontecimientos seriéfilos del año. Una miniserie que sobrevuela la controversia con la misma precisión con la que un dron rastrea el terreno, y que deposita la carga en el único objetivo que importa: la psique del espectador.
El gancho era ver a Maggie Gyllenhaal, hermana de Jake y secundaria de lujo en filmes independientes y taquillazos, en su debut televisivo y exhibiendo el inglés de Oxford que requiere el jugoso papel de la baronesa Nessa Stein, la filántropa judío-británica que protagoniza los ochos episodios escritos por Hugo Blick, quien ya dejara patente su dominio del género en The Shadow Line. Mujer de negocios y multimillonaria, Stein se dedica junto a su hermano, Ephra (Andrew Buchan), a promocionar proyectos para mejorar la telecomunicaciones en Gaza y Cisjordania en un intento diplomático por combatir las graves desigualdades que alimentan la lucha entre los dos pueblos que habitan la tierra de su difunto padre, que amasó toda su fortuna armando a las Fuerzas de Defensa de Israel.
Blick no pierde tiempo en mostrarnos la fragilidad del sueño utópico y autopurificante de Lady Stein, acechado por intrigas gubernamentales y, sobre todo, por los esqueletos que su familia y ella misma guardan en el armario desde décadas atrás. La historia consigue un equilibrio perfecto entre la trama política y la personal, entrelazando ambas hasta extremos que nunca se llegan a tensar demasiado y que sirven como disparadero de nuevos interrogantes. La clave para que todo funcione está, como no podía ser de otro modo, en unos personajes sumidos en la penumbra de los que, empezando por la protagonista, apenas podemos adivinar sus movimientos pasados, presentes y futuros. Blick esconde, dosifica la información de forma maquiavélica; crea ilusiones y pone bombas donde menos lo sospechamos en cada uno de sus calculados ‘flashbacks’. Nada es casualidad en un relato intenso y poliédrico como éste.
Una continua crisis nerviosa apresa a Nessa desde el momento en que el empresario palestino que iba a ser beneficiario del nuevo contrato de su fundación aparece muerto en la habitación del hotel donde se alojaba. La aristócrata comienza una lucha contra sí misma entre cumplir el papel de marioneta que se espera de ella, o confrontar a todos aquellos que la pusieron en la encrucijada: el MI6, la CIA, el Mossad, Fatah y su propia familia.
Fuera de esa celda-habitáculo de última generación donde duerme, recuerdo constante del trauma que cambió su vida, fluye un reguero de personajes nutridos en motivos, silencios y frases contudentes como la implacable jefa del servicio secreto británico interpretada por Janet McTeer (Damages) y la agente advenediza a la que da vida Eve Best, alejada del registro cómico de Nurse Jackie. Veterano de la televisión de las islas, Stephen Rea se cuela en medio de esta pugna entre mujeres en trajes de ambición, en la piel de un perro viejo del espionaje cuya patética vida personal sirve como alivio cómico entre tanto cable pinchado.
The Honourable Woman convierte en micro lo que es macro, deja el debate para los analistas y se centra en las consecuencias humanas del conflicto donde los muros y los escudos protectores se desvanecen.
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