En realidad, la etiqueta de serie 'sobre' lesbianas, no es del todo precisa. Se trata, más bien, de un drama 'con' lesbianas, centrado en las relaciones de un grupo de amigos de Glasgow (Escocia), en el que se da el caso de que las mujeres gay son mayoría y ocupan los roles protagonistas. Cat (Laura Fraser), Tess (Fiona Button), Ed (James Anthony Pearson), Jay (Emun Elliot) son testigos del regreso al hogar de Frankie (Ruta Gedmintas), que, tras dos años ausente, volverá para enterrar a su tía Carol y saber qué era aquello que le quería contar antes de morir. Sin embargo, y en la mejor tradición de los elementos indeseados, la vuelta de la fotógrafa reabrirá viejas heridas que están muy lejos de cicatrizar, el tema central que atraviesa cada uno de los seis capítulos que componen esta primera temporada.
Mientras que todos la reciben con estusiasmo, su presencia causa migrañas en Cat, resentida después de que Frankie se montara sin avisar en el primer vuelo a Nueva York cuando su relación empezó a ponerse seria. Además, para rizar más el rizo, Frankie sabe en qué momento hacer sus apariciones, puesto que Cat ha empezado a salir con Sam (Heather Peace), una policía. Triángulo a la vista, entre la mala espina clavada y la relación sana, del que depende gran parte del peso de Frankie como personaje, además de su complicada situación familiar. De entrada, no es de esas personalidades que caiga bien. Egoísta, autodestructiva y usuaria del sexo y las drogas como vía de escape a los problemas, sus acciones tienen consecuencias en cada uno de los personajes secundarios, para bien y para mal. Todo lo contrario que Cat, que vive una vida demasiado ordenada como arquitecta y cuesta imaginarla al lado de Frankie.
Con unos caracteres tan marcados y diferentes, el guión tarda demasiado en dejar ver parte de ese vínculo que unía a las dos en el pasado, algo que afecta a la interpretación de las actrices, con una evidente diferencia de edad (en la ficción se llevan dos años), y cuya química no comienza a dar señales de vida hasta pasados un par de episodios. Tampoco ayuda la incorporación de Sadie (Natasha O'Keeffe), una robascenas de cuidado, amante ocasional de Frankie, que se acaba convirtiendo en uno de los personajes más sorprendentes por su amoralidad y hedonismo libre de traumas, que da lugar a una de las escenas que ocupan el podio WTF de lo que podido ver últimamente.
La escenas de alto voltaje están a la orden del día en Lip Service, y aunque la mayoría de las veces cumplen su función en la trama, en otras, el tema se va un poco de las manos y hacen pensar que están puestas de parche para tapar las carencias de ritmo en algunos puntos de la historia, claramente polarizada entre la búsqueda privada de Frankie y su tirante relación con Cat, que, eso sí, no defrauda en eso de ganarse antipatías por indecisa y nada sincera (el título de la serie, dobles sentidos aparte, es un 'idiom' referente a la falta de honestidad). Justo lo que se le pide a todo buen personaje en medio de un triángulo.Para sacarle kilos dramáticos al tono de la serie, tenemos a Tess, actriz con poca fortuna, y menos todavía en sus relaciones, pues siempre acaba con la peor de cada casa. Torpe como la que más es inevitable no reírse con sus meteduras de pata y que resulte entrañable en el tándem que forma con Ed, hermano de Cat y aspirante a escritor, que bebe los vientos en secreto por su amiga. El otro chico, Jay, un ligón empedernido, se debate entre la estabilidad de su relación con su novia o el regreso a las noches locas, una lucha interna a la que está invitada Frankie en representación del 'lado oscuro'.
Como ya comentamos, el acento en las relaciones con todo lo que tienen de montaña rusa emocional, es el eje que mueve a la serie. No en vano, su creadora, Harriet Braun, viene de la cantera de Mistresses, otro drama que enganchaba por la intensidad de las interacciones entre sus personajes. Lip Service, en este sentido, potencia posicionamientos radicales a favor o en contra de los portagonistas que es lo que se le pide a cualquier melodrama. En conjunto, está por debajo de la calidad de otras producciones de la casa, pero si realmente la etiquetamos como una serie lésbica, supone algo diferente al lado de productos pioneros en este aspecto, como The L Word (Showtime, 2004-2009), con la que se la ha venido comparando.
La resaca de mañana va a ser mundial.
Con independencia de los parecidos razonables entre los personajes de Shane y Frankie (modernas con pinta de no haber comido en un mes), las pretensiones de ambas series no pueden ser más distintas en sus sus temporadas de debut, al menos desde mi punto de vista como espectadora heterosexual. Aunque en la ficción de Showtime las relaciones tengan su peso y haya situaciones disparatadas, se aprecia al mismo tiempo una vocación sociológica de intentar reflejar un ambiente concreto, el de la comunidad de lesbianas de Los Ángeles, hasta el punto de convertirlo en un personaje más de la serie. La producción de la BBC, por el contrario, no pone el foco en la orientación de sus protagonistas, por lo que los líos en los que se ven envueltas son el motor exclusivo de las tramas de la serie. Todo esto, junto el mundo donde se mueven los personajes (aquí no viven en chalets con piscinas) contribuyen a crear un producto más cercano y con menos afán enciclopédico que The L Word, que, en este sentido, cumplió a la hora de poner sobre la mesa temas que resultaban desconocidos o que había sido poco tratados en televisión hasta ese momento.
Renovada para una segunda temporada, Lip Service no va más allá de ser un drama sexy, que hará las delicias de aquellos que disfrutan viendo las tribulaciones un grupo de personajes, y sus múltiples meteduras de pata emocionales. Lo que viene siendo un culebrón, en resumidas cuentas. Debe corregir algunas pájaras mentales que dañan el resultado global, pero atrapa lo suficiente como para querer saber qué le deparará a Frankie y compañía el próximo año.
3 comentarios:
Franky es una copia barata de Shane, y encima no me trago que saliera con Cat. Es que no pegan ni con cola.
Sinceramente, si no fuera porque sólo son 6 episodios, no creo que la hubiera seguido, y aún está por ver si sigo la segunda temporada.
Sí, es cierto que Frankie está mu inspirada en Shane pero, más allá del look y su gusto por liarse con todo lo que se mueve, la británica es un personbaje mucho más oscuro. Shane era lo peor en las relaciones, pero com amiga no tenía precio, mientras que Frankie es complicada hasta en eso, aunque luego se arrepienta. Con respecto a lo de Cat, es uno de los puntos flacos de la serie, espero que desarollen más eso en la segunda temporada, porqu sí es verdad que cuesta creerlo xD
hola , buenas a todas y todos las comparaciones son odiosas siempre por que se tiende a comparar yo creo que Shane y Frankie no tienen nada que ver , son historias diferentes, es mas yo me pregunto vamos a comparar a todas las protagonistas de series que vengan a partir de ahora que sean problemáticas con un vestuario actual a Shane , la promiscuidad es algo habitual en el ambiente y mas cuando surgen problemas sentimentales , yo creo que hay muchas Shanes y muchas Frankie y sin embargo no son comparables cada cual es como es. Shane es un desastre en las relaciones es mas ni las tiene y sin embargo Frankie esta enamorada incondicionalmente de una sola chica que es cat.Ahora si hablamos de actrices ya es algo mas personal que cada cual decida yo personalmente no me quedo con Shane si no con la actriz que creo que hizo un buen papel ,me hizo coger algun cabreo que otro jajaaj yo desde luego espero la segunda temporada de lip service , creo que se la merece .....
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