martes, 18 de octubre de 2011

Amanda se llamaba la bicha

La venganza no entraba en mis planes para esta temporada. Con la cantidad ingente de nuevos títulos que ver, había que hacer criba a discreción y, entre las que se fueron al hoyo de forma prematura estaba Revenge (ABC). Sin  embargo, los buenos comentarios y el entusiasmo con el que la recibieron algunos, me hicieron repensármelo y darle una oportunidad a esta historia de ricachos situada en la no menos rica zona de los Hamptons en la coste este de Estados Unidos. Y menos mal que no dejé que pasaran demasiados capítulos para empezar a verla porque, de lo contrario, estoy segura de que la serie se hubiera cobrado una 'vendetta' mucho peor conmigo enganchándome hasta límites insospechados y arruinándome el orden de episodios de otras ficciones que llevo en estos momentos.

Oh sí, porque Revenge, como todo buen culebrón, es una droga dura para quien lo prueba. Ya no digo si una tiene inclinación por este tipo de relatos enrevesados donde se pone a prueba el límite de las emociones y se espera cual águila el siguiente giro rocambolesco de la trama. El drama revelación de la noche de los miércoles bebe directamente del agua sucia de las mejores sagas familiares y sus personajes repletos de motivos oscuros que llenaron de entretenimiento horas y horas de televisión hace 30 años. TNT resucitará Dallas el próximo verano, pero Revenge  aspira en serio a ocupar el trono de culebrón en el prime time del nuevo milenio. Este año también pulula Ringer en esta lucha de perras, pero la caniche de The CW ha entendido que es mejor dedicarse a la comedia, en lugar de codearse con rottweilers mordedoras. Y no lo hace mal en su nuevo cometido.

Hay mucha mala baba en Revenge, pero se las ingenia para presentárnosla con estilo y escondiendo en la medida de lo posible esa tendencia a la inverosimilitud de los culebrones. Ya que se trata de hablar de venganza, Mike Kelley (creador de Swingtown) aprende del Conde de Montecristo de Dumas y nos trae una historia de hundimientos de reputación, cárcel, regresos amargos, y mucho dinero en el bolsillo que gastar para devolvérsela bien a los que te la jugaron en el pasado. En corto, al padre de Amanda Clarke (Emily Van Camp, Everwood, Brothers and Sisters), David, le traicionaron unas cuantas personas en las que se encontraba su amante, nada menos que la Reina Victoria Grayson de los Hamptons (Madeleine Stowe, El último mohicano). Aparentemete inocente, a David lo enviaron entrerrejas y, usando contactos, lo separaron para siempre de su hija, que fue a parar a los servicios sociales y luego al reformatorio. Más o menos como el conde, Amanda sale de chirona con las manos llenas, en este caso, gracias a un antiguo protegido de su padre, un empresario llamado Nolan (Gabriel Mann) que le regala el 50% de su imperio tecnológico y un memorando de parte de su padre recientemente fallecido en donde le explica la verdad. Llamándose Amanda y siendo rubia, ¿pensaba el pobre hombre que su hija iba a perdonar?

Años de convivir con lo peorcito de cada casa han dotado a Amanda para convertirse en un auténtica máquina de la venganza. Calculadora y helada, se crea una identidad mucho más amable y le pone un nombre adecuado: Emily Thorne, la chica perfecta, estudiada en los mejores centros, joven empresaria de éxito. Durante la serie es una delicia maligna ver cómo la mujer lo tiene todo controlado hasta el mínimo detalle y, aquí otro de los puntos fuertes de la serie, abusa de la tecnología para hacer caer a los enemigos de su padre. No sabemos cuántas horas ha pasado craneando el plan, ni cuántos rotuladores gasta al día tachando cabezas, pero el 'uno por uno' se ejecuta a golpe de clic.



En este sentido, la serie lleva en los cuatros capítulos emitidos hasta la fecha una estructura que combina el serial con el procedimental al centrarse, por un lado, en las relaciones de Emily con los Grayson, y por otro, en el desgraciado al que le tocará sufrir cada semana la ira de Emily ayudada por su fiel Nolan, un personaje del que todavía no quedan claras sus intenciones bajo ese aura de salvador de los oprimidos y humillados. Tampoco sabemos en qué instante a Emily se le irá de las manos la situación, aunque desde el mismo piloto se nos indica que algo se sale de las previsiones de la joven, al abrirse la historia con el asesinato de nada menos, el hijo de Victoria, Daniel, en la misma fiesta de su compromiso con Emily, quien se había encargado de camelárselo, por supuesto. El relato a partir de ese punto viaja varios meses en el pasado para situarnos en la intriga que llevó a esos hechos, con lo que combinado con un ritmo infernal y unas interpretaciones en su punto justo, dan lugar a una serie que ya se ha ganado la temporada completa.

La inexpresividad de Van Camp le va que ni pintada al personaje de Emily, que, si no ha quedado claro con todo lo que hace, es un personaje bastante perturbado. Vive por y para su misión, así que cualquier gesto forzado que pueda aportarle la actriz, como una sonrisa, queda tan falso y espeluznante como las propias emociones del personaje. Nunca me ha gustado hablar de empatías, pero aquí nos encontramos sobre arenas movedizas. Aunque una se lo pasa en grande viendo como el plan de Emily funciona como un suizo, también es posible que la ambigüedad moral del personaje no le garantice un apoyo total. Es decir, ¿ella es la buena de la historia y Victoria la zorra que se merece toda la destrucción? Stowe, que se ha pasado todos estos años sin trabajar en la consulta del mejor cirujano, contribuye con toda su afectación habitual a que se dude de ella en el buen sentido. Al fin y al cabo, el guión deja claro que se trata de un duelo entre una bestia sin escúpulos consagrada contra una novata con tanta hambre que en su deshumanización puede superar a su mentora. El T-1000 contra Hulk: Emily parece un robot vacía por dentro, mientras que Victoria anda desbordada, aunque no precisamente de bondad.

Este intercambio de las emociones que van asociadas a la protagonista y antogonista de todo culebrón, es uno de los aciertos de Revenge, y lo que suaviza cualquier peligro de maniqueísmo en algunas acciones. Sabemos que Victoria es mala persona, pero ¿tan mala persona como para no desear que se haga con la cabellera de Emily si es necesario? Los guionistas se encargan muy pronto de pintarle algo de gris a la malvada, ofreciendo una aventura pérfida y entretenida que le hace un lifting a uno de los grandes géneros de ficción televisiva.

7 comentarios:

elclubsilencio dijo...

Jejeje me ha encantado lo del caniche!! Ya estoy deseando el próximo capítulo de Revenge. Al principio me encantó la historia de venganza y cómo combina lo serial y lo episódico; y ahora estoy deseando ver la evolución de la prota con los chicos de la serie (¿se colará por Daniel de verdad?) y cómo Victoria se las arregla para ir devolviéndole la puñalada (¿parece que ella también está planeando una venganza? ¿al final no va a ser tan mala como esperamos?). Cada episodio es mejor; me la quedo mucho.

Un saludo!! :D

Anónimo dijo...

a mí me da pena victoria un poco la verdad xD pero su hija más después de lo del otro día.

me encanta revenge. jack es muy guapo :D (daniel tmb)

This is not a story about forgivenes...

Álex dijo...

Esta parece ser la temporada de los culebrones. A Revenge le echo en falta más lujo, por lo demás, entretiene bastante y por ahora me tiene enganchado.

Greyson Black dijo...

Me declaro fan total de esta serie, una grata sorpresa y muy entretenida. Todavía no me perdono no haberle dedicado una entrada en el blog sobre ella. Aunque estoy de acuerdo en algún comentario en que para ser una zona ostentosa y rica, no hay demasiado lujo o a veces me transmite esa sensación.

De resto comparto la opinión de que a Emily Van Camp este papel le va como anillo al dedo, y que lo que podía ser un handicap (su inexpresión) al personaje le queda bien y lo hace incluso mas creíble.

Es la hermana mayor de Ringer, pero yo disfruto muchísimo de las dos aunque a distintos niveles.

Un telespectador más dijo...

A mi tanto como enganchar no, porque es demasiado procedimental para mi, pero me está gustando bastante, y eso que al principio no veia a la VanCamp en este papel...la sorpresa de esta temporada, porque poco o nada esperábamos de ella y aquí nos tiene.

Saludos!

mely dijo...

Gran entrada del Blog. muy cierto eso de la ambigüedad moral que maneja el personaje de Emily Van Camp, a mi no me disgusta, prefiero esto a que la protagonista sea una sentimantaloide que dude de cada paso que de por no herir a las personas.

Esperemos a ver como avanza, una de las mejores cosas de esta serie es que ya tenemos una pista enorme de como acabara esta temporada.

Torpe Dama dijo...

Ay, a mí me encanta. Y ha sido una sorpresa, porque no me apetecía nada ponerme con ella. Pero es que tanto perrerío junto es maravilloso... Y la chica está fatal de la cabeza... ¡Genial!