Son las reinas de la fiesta en sus respectivas historias gracias a su poca vergüenza en aplastar a todo ser un humano que se cruce en su camino, y sobresalen por su mezcla de arrogancia, eficiencia, y buena educación. Tener un fondo de armario descomunal es un plus de pérfido encanto. Veamos algunos 'humildes' ejemplos.
Selección Maestras
Angela Channing (Jane Wyman): En 1981 apareció la madre de todas las tiranas. Falcon Crest (cuya música se empeñaban en poner los de el Tomate para ambientar los vídeos de Ambiciones) era esta señora de aspecto distinguido y peinado de repollo, pero capaz de hundir reputaciones y fastidiar a los de su propia familia. El Príncipe de Maquiavelo hecho mujer durante nueve temporadas. Lástima que Wyman, otra representante del Hollywood dorado, ya no esté entre nosotros.
Amanda Woodward (Heather Locklear): Antes de promocionar los tintes L'Oreal y estrellarse con un subproducto llamado LAX, la ex de Richie Sambora de Bon Jovi se convirtió en una ejecutiva de publicidad sin escrúpulos que llenó de chicha las vidas de los sosainas habitantes de Melrose Place. Cuando llegó la Woodward, las puñaladas traperas se pusieron a la orden del día, y hasta la dulce e inocente Jane aprendió de la jefa. Mención aparte merece su contribución a la moda, con esos trajes de chaqueta minifalderos tan de los noventa. Y en todos los colores.
Irina Derevko (Lena Olin): Si tu madre es una ex criminal políglota del KGB, huye, porque no te dirá 'te quiero' hasta que te vea muerto y te haya arrancado el último secreto. Todavía es un misterio cómo Sidney Bristow (Jennifer Garner) pudo haber sobrevivido a las múltiples traiciones de su progenitora en Alias pero, sin duda, la acción subía enteros cuando aparecía la actriz sueca en pantalla, lista para repartir estopa en familia y luego largarse con el enésimo artilugio relacionado con las teorías de Rambaldi.
Selección Instituto Californiano y/o Neoyorquino
Porque en algún sitio tuvieron que empezar a marcar territorio...
Kelly Taylor (Jennie Garth): Una niña mimada, ultrapopular en el insti, vecina de Beverly Hills. Código postal: 90210. Se lió con el novio malote de su mejor amiga Brenda Walsh pero, como a ocurre a casi todo el mundo, el paso de los años y una sucesión de putadas y desgracias la hicieron madurar. Ahora tiene que dar ejemplo, como consejera en el mismo centro donde estudió, a un remake de ella misma llamado Naomi Clark.
Blair Waldorf (Leighton Meester): No hay nada peor que labrarte un nombre en el pijo Upper East Side de Manhattan para que venga tu ex mejor amiga, te quite el puesto de más cool entre las cool, y ,encima, la Gossip Girl lo vaya anunciando por ahí. La lucha encarnizada entre Blair y Serena van der Woodsen va más allá de quién se gana los favores de Nate Archibald y de si se copian o no los modelitos... Como en Los Inmortales, 'sólo puede quedar una' para dirigir el enjambre de abejas y, de paso, crear tendencia.
Ya lo dijo Fey: "Bitch get stuff done" ("Las perras hacen las cosas bien"). No importa la nacionalidad, todas se distinguen por acabar el trabajo que empiezan. Que se lo digan a Concha Velasco y a su álter ego en Herederos, Carmen Orozco o a Marta Calvó a.k.a. Virginia Palazón en Motivos Personales (por cierto, Velasco también tenía un papel moralmente malo en esta serie). Posiblemente, se trate de las dos actrices patrias que mejor desprenden el aroma de la avaricia mientras ofrecen una copa de whisky a sus invitados.
¿Y vosotros? ¿Tenéis alguna 'bitch' catódica a la que os cueste odiar?
2 comentarios:
Irina Derevko es mi bitch favorita. Aunque hay dos que le van a la zaga:
Atia y Servilia de la serie Roma, nos dieron algunas de las mejores catfights que se han podido ver en la pequeña pantalla. Ver como se puteaban la una a la otra y como se saludaban amablemente de cara a la galería no tenía precio.
Lo leí por alguna parte (probablemente Wikipedia): Melrose Place tenía que ser una serie relativamente amable, de parejas jóvenes con vidas tranquilas. Pero las audiencias no funcionaban. Y luego pusieron a Amanda, que revoloteó el corral y convirtió aquello en una urbanización explosiva. Cómo me apetecería que cayera en mis manos la serie de Melrose Place. Qué lástima que no la viviera.
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