
Allá por el mes de mayo, la premisa de un piloto llamado entonces Parental Discretion Advised sobresalía entre tanto clon de laboratorio y me dejaba pensando si aquello valía realmente la pena. Si la vuelta a los estándares de la difunta The WB no funcionaba, sería el acabose porque, tras el batacazo de The Beautiful Life, todo apuntaba a que esa era la única carta que le quedaba a The CW para empezar a sacar la cabeza del pozo de fango en el que la había metido. Casi un año después y cambio de título mediante, Life Unexpected ha presentado talento suficiente para ayudar a Supernatural a defender el honor de la cadena.
La verdad es que el viejo título tiene su coña y es mucho más explícito con respecto al punto de partida de la serie. La pizpireta Lux (Brittany Robertson) , con un currículo extenso en casas de acogida, quiere emanciparse aprovechando que va a cumplir dieciséis años. Pero para ello tiene que pedirle a sus padres biológicos, Nate (Kristoffer Polaha) y Cate (Shiri Appleby), que la concibieron en una noche de pim-pam-una-y-no-más cuando eran adolescentes, que le firmen el papelito y chao otra vez. Lógicamente, la juez le niega la emancipación y, para horror de la chica, y sorpresa de sus padres, que tienen la vida montada cada uno a su manera, éstos deben compartir su custodia hasta la mayoría de edad.
Ninguna de las partes se esperaba que las cosas surgieran así, de ahí que estemos ante una historia de descubrimiento padres-hijos al cien por cien, que sólo comparte con productos canónicos de The WB como Everwood o Gilmore Girls (¿obviamos 7th Heaven?) esa vocación juvenil para toda la familia. Considerando sólo el piloto, Life Unexpected se situaría en una tierra de nadie entre el drama intenso de una y el humor supercalifrágilisticoespialidoso de la otra, sin dar tampoco breves muestras a favor de alguno de los dos extremos en ningún momento. Con una historia susceptible de programar

Esa personalidad (por suerte, nada cargante) de Lux de chica hecha a sí misma y de respuestas rápidas puede dar mucho juego viendo al par de elementos que tiene por padres: uno cabeza loca que quedó estancado en los 20 años, y la otra que va de madura y exitosa, pero con las mismas inseguridades que tenía en el instituto. ¿Quién educa a quién? Hablando de Nate y Cate, tampoco podemos olvidarnos del mítico asunto pendiente, o tensión sexual resuelta pero no resuelta, entre semejantes polos opuestos, que entra en conflicto con las actuales parejas de ambos, Trace y Ryan (Kerr Smith). Añadamos a esto una probable fuente de lagrimeo en su justa medida en forma de dolencia cardíaca (esto nunca falla en el manual) y tenemos las principales líneas argumentales que, en principio, nos ofrecerá la serie.
En cuanto al cast en sí, no niego que me chocó ver a Appleby en el papel de madre tras tenerla tan marcada como la Liz Parker de Roswell (The WB, 1999-2002), aunque ese halo de perplejidad y de chica de al lado que tiene la actriz encaja con el rol de mujer a la que de repente se le presentan retos. Asimismo, la pinta de yerno ideal de otro hijo de Warner Bros., Kerr Smith (Jack McPhee de Dawson's Creek), contrasta con la de pasota de Polaha, habitual de varias series. Sólo espero que su personaje no sea tan perfecto en el futuro por el bien del entretenimiento. Sobre Brittany Robertson, decir que con su interpretación logra que me olvide de preguntar por qué no escogieron a una actriz morena para hacer de Lux. Defiende muy bien su posición.
Si esto no es suficiente para pensar que The CW apuesta por tomar cafés en casa y apelar a los buenos sentimientos, encima tira de playlist y pincha el Can't go back now de The Weepies. Veremos hasta qué punto es una declaración de intenciones y no abandona la senda que acaba de tomar para alegría de los nostálgicos de The WB y de los amantes del drama familiar.