miércoles, 28 de octubre de 2009
Skins cuelga una nueva orla
ADVERTENCIA: Para asistir a esta Skins Party debes haber hecho la ruta de la primera, segunda, y tercera temporadas. Sin ellas, la resaca de spoilers es mala, mala.
Cada cierto tiempo, cuando estoy en mi ciudad, me planteo visitar mi antiguo instituto y, sobre todo, la estupenda biblioteca que alberga, con sus estanterías de madera oscura y su balconada. También me gustaría echarle un vistazo a las orlas de los pasillos para comprobar si los profesores siguen repitiendo foto, y escrutar mis pintas con 17 años. Horror, pero supongo que forma parte del encanto del I.E.S., un coleccionista de caras, pero con una cara propia que se mantiene igual aunque pasen los años. La forma en que el instituto salvaguarda su esencia y los dramas asociados a sus paredes es cuanto menos paradójica: el cambio, el relevo en las generaciones de alumnos. Es raro, pero así funciona. Y a los creadores de Skins no les tembló el pulso cuando, en la tercera temporada, se mostraron coherentes con esa realidad. La entendieron a la perfección y los que seguimos la serie salimos ganando.
Aunque se exageren muchas de las situaciones, lo que diferencia a esta producción británica del resto de ficciones 'teen' es el alto grado de verosimilitud que regala en cada uno capítulos, donde gran parte del mérito hay que otorgáselo al diseño del reparto. Curiosamente, Skins no necesitó grandes artificios para romper moldes, sólo utilizó algo tan simple y subestimado como el sentido común, y lo convirtió en su marca diferenciadora: contar única y exclusivamente con actores adolescentes (desconocidos, a ser posible) interpretando a jóvenes de 16 a 17 años, con un talento y sensibilidad inusuales en el género. Así, con esta premisa inamovible, no debe extrañar el cambio de personajes en la tercera tanda de diez episodios. Es más, se revelaba como necesario si Esley y Brittain querían mantener una de las principales señas de identidad de la serie junto con el sólido y atípico desarrollo de los personajes, basado en capítulos centrados en cada uno de ellos, como si de un estudio monográfico se tratara.
Ambas piedras angulares, reparto y personajes, dependen íntimamente la una de la otra y no se pueden analizar por separado. De nada sirve que nos pongan a jóvenes actuando medio bien si sus papeles son planos, o, peor aún, chicos que no saben actuar y encima sus roles no tienen matices. Éste es el caso de Física o Química, que, en la actual temporada se ha permitido plagiar alguna que otra secuencia de nuestros amigos de Bristol. En fin.
He de reconocer que tenía mis dudas respecto a si la nueva pandilla iba a estar a las altura de la primera generación, en la que Cassie, Sid y Chris acapararon merecidamente todas mis atenciones. Pronto esas dudas se disiparon, aunque ha sido ahora cuando he encontrado por primera vez a un personaje que me cuesta mucho soportar y ése no es otro que Cook, que si bien comparte con Chris su amor por la fiesta, carece de ese fondo de buen pícaro del que hacía gala Chris, llevándolo todo hacia derroteros más salvajes y extremos. En este sentido, los padres vuelven a presentarse como los principales responsables del estilo de vida de los hijos, ya sea por su propio egoísmo o su profunda idiotez mental, lo que suaviza en parte mi opinión sobre Cook tras ver al elemento que tiene por padre.
Con todo sus excesos y falta de escrúpulos, este macarrilla tatuado ha sido el generador de conflictos y el motor de la trama principal de esta temporada, que gira alredor de un doble triángulo. Por un lado, el formado por él mismo y sus dos amigos de toda la vida: el adorable mago y socialmente inepto J.J., el 'skater' fumado Freddie; y por otro, el que forma con Freddie y Effy, la retorcida y observadora hermana de Tony que ya conocemos. Los retos a los que se enfrenta la amistad cuando llega una intrusa a romper la paz, los esfuerzos por mantenerla y, sobre todo, la lucha de J.J. por hacerse respetar un poco ante sus dos amigos fueron los temas en los que pivotó este último año de Skins, aunque, a decir verdad, el protagonismo 'real' de la serie estuvo en la acera de enfrente, como veremos.
Ya la anterior generación Sid, Cassie y Chris robaron las camáras a los que parecían los reyes del mambo, Tony y Michelle, pero aún así se apreciaba una cierta unidad en la pandilla, especialmente en la primera temporada. La dinámica cambió en el segundo año, en el que se profundizó más en la pintura de los personajes debido al giro dramático que tomó la historia. Y, ahora, en la tercera se ha logrado un cierto equilibrio en la presentación de los chicos que también responde a un balance entre desenfreno, drogas y lágrimas.
Aparte de los llamados Tres Mosqueteros y la 'extraña pareja' de Effy y la alucinada Pandora no hay una relación previa de amistad entre los componentes de la pandilla, como en el caso de la anterior generación, ni se ha formado un sentimiento de grupo a lo largo de la temporada. Esto ha permitido que los personajes no pasen desapercibidos en su primer año como ocurrió con Anwar y Maxxie, de los que me atrevería a decir que son los menos desarrollados de toda la serie, incluso Jal tuvo más protagonismo. De esta forma, las gemelas Katie y Emily, Naomi, la misma Pandora y Thomas, que introdujo una subtrama sobre la inmigración (él es del Congo), se aseguraron sus minutos significativos, aunque con resultados dispares entre ellos.
Y digo dispares porque Emily y Naomi han dinamitado el sentido en el que fue concebida esta temporada. Se comen a Effy, Freddie y Cook, cuyo triángulo literalmente palidece ante la historia de descubrimiento y aceptación de la homosexualidad que protagonizan las dos chicas. Si bien Skins nunca fue ajena a los personajes gays (ahí está Maxxie) ésta es la primera vez que la serie se lanza de lleno a contar una relación, y resulta curioso que de todas las parejas de la serie sea ésta la única que ha seguido una evolución más o menos corriente, ya que no es un dúo disfuncional como Sid y Cassie, y ninguna de las dos tiene la mente pérfida, aunque muy lúcida dependiendo del qué, de Effy para jugar entre dos aguas (Freddie, ¡actúa, haz algo!). Tampoco hay momentos de cuernos propiamente dichos, como en el caso de Tony y Michelle, o Chris y Jal.
Si quitamos lo gay, se queda en algo tan universal como el miedo a querer y a sentirse querido, y el sufrimiento por no conseguir lo que uno quiere, que es lo que le ocurre a la independiente y algo huraña Naomi y la, en apariencia, frágil Emily, respectivamente. ¿Quién no ha pasado por ahí? En esa identificación con la historia, por encima de las identidades sexuales, es donde radica la buena acogida a esta pareja, además de en la sensibilidad y el buen gusto con el que su trama se refleja en el guión.
La parte que le toca a la otra gemela, Katie, es menos benevolente. El personaje está hecho para ser odiado, porque por encima de los padres, es la barrera que no acepta a su hermana Emily tal y como es. Uno de los aciertos de la temporada, en mi opinión, ha sido ver la dinámica entre las dos gemelas y el estatus de poder que la mayor, Katie, tiene sobre la menor, Emily, y como ésta poco a poco va reclamando su lugar como persona en las mismas condiciones que su hermana. Asimismo, Katie, la gemela 'mala', mucho más extrovertida y "siempre con novio desde los siete años", al final se da cuenta de que sólo tiene a su hermana.
Esta posición de debilidad y de incomprensión de Emily nos lleva a otro de los lazos que se ha formado en estos episodios que no es otro que la amistad entre ella y J.J. El capítulo en el que se ayudan el uno al otro a superar sus problemas me pareció uno de los mejores, y rompió un poco con la tónica de utilizar una cuidada selección de música actual (otro sello Skins que se precie) para servirnos una cuidada selección de música clásica a cargo de mi compositor favorito, Claude Debussy. El halo infantil que desprenden sus partituras más famosas le va que ni pintado al episodio, al fin y al cabo J.J. es como un niño grande y, ¡oh, sorpresa! su madre es normal. Estoy deseando ver cómo continúa creciendo el personaje en la próxima temporada y va haciendo frente a lo que parece un principio de autismo.
Con vistas a la cuarta temporada, espero que Pandora y Thomas tengan un poco más de peso, ya que sus personajes se han ido desinflando una vez hemos visto sus episodios de presentación, y que a Freddie nos lo despierten de su letargo, por favor, aunque entiendo algunas de sus acciones. Por otra parte, también deseo que superen la bicefalia que sale a relucir en los dos últimos capítulos. Esto ha dado lugar a una season finale muy desangelada en comparación con el explosivo final de los 45 minutos anteriores, quizá debido a lo que ya hemos comentado sobre la poca interacción que ha habido entre la pandilla más allá de las fiestas conjuntas, y el surgimiento de una trama secundaria con más gancho que la principal.
En líneas generales, la nueva hornada de jóvenes presenta unos personajes, en su mayoría, más equilibrados desde el inicio, quizá sin una caracterización tan, tan marcada como los de la primera generación, pero por ello con más posibilidades de que los cambios se den de una manera más sostenida y menos evidente. Imposible decidirse por una de las dos cuadrillas.
Veremos en los próximos ocho episodios. Ya falta menos para enero.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
8 comentarios:
Qué gran serie! Me encanta el esquema que siguen sus episodios, de manera que podemos conocer bien a cada personaje.
Coincido en lo de Cook, demasiado extremo.
Si me tuviera que quedar con alguno sería con los extraños JJ y Pandora, aunque la mayoría tiene su punto.
Ya hay ganas de disfrutar de la 4ª. Un saludo!
El episodio de Naomi y Emily es precioso, de los mejores de Skins, la tercera temporada casi me ha gustado más que las anteriores.
Yo adoro a Pandora, pero me quedo con Emily.
Me encanta todo lo que has dicho ^^
Como tú, me quedo con Emily y Naomi, su relación ha sido lo mejor de la tercera temporada, mientras que Effy, por ejemplo, cada vez se iba volviendo más pesada :(
Y JJ también me encanta, claro.
Como dices, espero que en la cuarta se acuerden más de Pandora y Thomas y espabilen un poco a Freddy.
Seguro que la cuarta temporada es muy buena, pero conociendo la 2º de la primera generación miedo me da lo que tengan pensado lode guionistas!
A mi me gusto mas la 1 generacion q esta, aun asi, ambas hacen de skins junto con fnl la mejor serie teen.
Pq mas q una serie sobre adolescentes, es una serie sobre la adolescencia. Puede q haya un simple matiz entre una cosa y la otra, pero ese pequeño matiz es muy importante.
Y la musica... Ese ace of spades, ese oooops i did it again, ese frankies gun y sobretodo los 2 mejores cierres de temporada q he visto nunca: wild world y time to pretend
El principal defecto de esta temporada es el que has comentado, que al final tienen a los personajes en dos líneas argumentales completamente separadas. A ver si lo solucionan para el próximo año.
Por lo demás, esta tercera temporada me gustó todavía más que las dos anteriores y Cook al que no soportas, se convirtió en mi personaje favorito.
Con la segunda generación tardé algo más en conectar que con la primera pero al final terminé pillándole el truco, menos a Cook, que este me dejó claro que sería mi favorito desde el primer capítulo.
Espero que los personajes evolucionen mucho de cara a la cuarta temporada. la cual espero con unas ganas enormes.
Para mi es la 3 la mejor temporada de todas, esta generación me encanta, que ganacas de ver ya la 4 temp.
para mi la 3 temp. es la mejor pero q mala onda q solament vayan ahacer 8 episodios para mi la pareja mas linda y tierna es la naomi y emily y espero q para la 4 temp. se queden juntas y felices quiero ver un feliz final para ellas que las amo estan hermosas pero tambien para lo demas personajes
Publicar un comentario