sábado, 10 de septiembre de 2011

Aquí hay noticia


- El caso Elms es trágico, pero no es noticia. Es hora de acabar con él.
- ¿Acabar?
- Una historia demasiado personal.
- ¿Qué son las noticias sino algo personal, Clarence?
- Todo es personal, de otro modo, ¿para qué escribir sobre ello?

Reproduzco este extracto de un diálogo de The Hour porque creo que en él se encuentra el quid de lo que ha sido la gran serie de este verano que ya termina. Una producción que la BBC podría haber estrenado perfectamente en otra estación del año o emitirlo en su primer canal, en vez de en el segundo. El relato de lo que ocurre alrededor de un programa semanal de noticias, innovador en sus planteamientos para que lo que estaba acostumbrada la BBC en octubre de 1956, en las medianías del estallido de la guerra del canal de Suez, trae de nuevo a la palestra viejos compañeros de pupitre como son las conspiraciones y el  carácter osado de periodistas que las persiguen sin descanso.

Uno de esos periodistas es Freddie Lyon (Ben Winshaw), una especie de 'enfant terrible', lleno de talento, pero desbordado por la pasión e incapaz de mantener el pico cerrado cuando debe, lo que le inhabilita para hacer pasillos y, por tanto, le coloca en la lista negra de cualquier productor cuando piensa en repartir responsabilidades. Sin embargo, su momento de oro llega cuando su mejor amiga Bel Rowley (Romola Garai) tiene la oportunidad de dirigir The Hour el nuevo programa de la cadena, con el que directivos de la misma pretenden ofrecer una imagen moderna de la coporación, empezando por la decisión de poner al cargo a una mujer. Ambos amigos, por razones distintas, tienen la oportunidad de probar lo que valen avalados por la figura paternalista de Clarence Fendley (Anton Lesser), el enlace con los mandamases, que de alguna forma han logrado enchufar a un tipo de la alta sociedad británica con dudosa experiencia llamado Hector Madden (Dominic West, conocido mundialmente como McNulty para los que han visto The Wire) para que presente el informativo. Pero todo se empieza a torcer cuando una vieja amiga de la infancia de Freddie contacta con éste consumida por los nervios justo antes de antes de ser encontrada ahorcada en su bañera.

A partir de este momento, la guionista de la serie, Abi Morgan (también detrás del libreto del 'biopic' de Margaret Thatcher con Meryl Streep), no se da prisa en acelerar la acción en los seis episodios de los que dispone, pero tampoco escatima en llenar la pantalla de detalles (anacronismos lingüísticos aparte) pesa y pequeños progresos que sumergen al espectador en una frondosidad temática en la que tienen cabida el espionaje; el panorama político de la Guerra Fría; las tensiones entre el ansia controladora del poder político y la necesidad de dar una información veraz, justa y crítica; y la ambición y los líos sentimentales del triángulo Freddie-Bel-Hector. Con esa variedad no hubiera extrañado una dispersión en el hilo argumental de la serie, pero las piezas, acaban encajando de un modo mucho más natural del que podría parecer en los dos primeros capítulos. Y todo ello envuelto en una cuidadísima ambientación coronada por un omnipresente bajo de jazz, que, a veces, se nota demasiado y distrae de la escena.

De los tres protagonistas quizá sea Hector el menos atractivo de entrada, pero el hijo de papá consigue interesar por las contradicciones que va revelando su personaje y por las decisiones que se ve abocado a tomar. West, además, cumple con una interpretación comedida, muy en la línea del hombre que tiene que agradar a todo el mundo. Todo lo contrario que  la catarata de verborrea de Freddie, al que el histrionismo de Winshaw puede llegar a perjudicar hasta cierto punto, pero se olvida una vez que nos dejamos atrapar por la historia. Poco se desarrolla en estos capítulos sobre Bel, más allá de una relación complicada con su todavía más complicada madre, su estrecha amistad con Freddie y su determinación. Habrá que esperar a la ya confirmada segunda temporada para ver más de lo que es capaz de ofrecer una Romola imparable, aunque de esta etapa me quedo con su química en las escenas con Winshaw.



El citado Clarence encabeza  un sólido plantel de secundarios formado por la reportera hecha en mil batallas, Lix Storm (Anna Chancellor), pegada a sus cigarrillos y casada con el trabajo; Marnie (Oona Chaplin, hija de Geraldine, nieta de Charlie) la esposa de Hector, una ama de casa adinerada de manual;  Angus McCain (Julian Rhind-Tutt), el representante de Downey Street que vigila todo con lupa menos a él mismo. Les siguen los dos becarios de la redacción, la secretaria Alice (Kelly-Jayne Adams) y el ayudante de Freddie, Isaac (Joshua McGuire). Atención también para los fans de Torchwood porque el rostro de ultratumba de Burn Gorman hace una aparición especial.

Parece que se ha convertido en coletilla crítica comparar con Mad Men cualquier cosa en la que salgan sombreros, humo de tabaco y mujeres con moño impacable, incluso si se desplazan en avión como le está ocurriendo también a Pan-Am, uno de los platos fuertes de la parrilla de la ABC esta temporada. Sin haber visto nada de los publicistas sesenteros de Madison Avenue, lo cierto que es que The Hour tiene sus referentes películas tan idiosincrátimente periodísticos como Good night, and Good Luck (2005) de George Clooney por todos esos rifirrafes entre prensa y poder y por situarse amabas en la década de los 50, y con Al filo de la noticia (Broadcast News, 1988) de James L. Brooks por cómo están configurados los tres personajes principales y la dinámica que se da en ellos.

4 comentarios:

satrian dijo...

Las escenas entre Romola y Ben son maravillosas, el relato histórico y personal de los personajes se conjuga bastante bien, he disfrutado mucho con la serie, me alegro de la renovación.

elclubsilencio dijo...

Me ha encantado!
En primer lugar, me parece genial que separemos The Hour de Mad Men, y no porque Mad Men sea mala, sino porque The Hour es suficientemente buena sin la comparación. Yo también creo que está más cerca de Rubicon o películas sobre el periodismo aunque tenga un contexto "retro".
Lo que me parece más interesante de la serie, algo que defendí el otro día en un post, es el hecho de que la BBC haga una serie sobre los claroscuros de la BBC (siendo ficción, podrían haberse inventado otra corporación), relativizando la importancia o utilidad de decir la verdad.
Un saludo!!

OsKar108 dijo...

Me ha encantado esta ¿mini-serie= (bueno, ya no, que está confirmada su 2ª temporada xD).
Tiene muchos aciertos, que yan bien has explicado, pero me apetece destacar (de todos los ya señalados) la estupenda química entre Romola Garai y Ben Wishaw; ah y lo mencionado por "elclubsilencio" de hablar tan a las claras sobre la censura sin necesidad de crear un anal ficticio.

¡Saludos!

Jaina dijo...

Satrian: Y lo de rogar que se hizo esa renovación... Yo me quedo con la escena en el banco del bar :)

Elclubsilencio: Mátame, pero aún tengo pendiente Rubicon. Es que no me da la vida. Cierto, esa disposición de la BBC a dejar que la retraten con sus trapos sucios es una de las cosas que más me llamó la atención. Sin duda, contribuye a darle verosimilitud al relato, pero me da que semejante autocrítica sólo la podemos ver en canales de fuera de España, desgraciadamente.

Oskar108: xD, creo que a todos los pilló un poco de sorpresa esta renovación...