martes, 27 de septiembre de 2011

Pan Am, un piloto que sí va por las nubes

Después del fiasco que supuso la apuesta sesentera de la NBC con las conejitas, había que subirse en el jet de la ABC, que también echa mano de los iconos de la época y saca del baúl los uniformes de las azafatas de una de las aerolíneas más famosas del mundo: la Pan American World Airways, la Pan Am, que hace exactamente 20 años fletó su último avión víctima de los números rojos. La compañía  vivió después un par de intentos de vuelta, pero Pan Am se centra claramente se centra en su etapa de esplendor, de cuando era la referencia en tecnología aeronáutica y otros competidores, como la TWA del mismísimo Howard Hughes (el de la peli de Scorsese y DiCaprio), se esforzaban en hacer un poco de sombra al monopolio que ostentaba en el espacio aéreo transatlántico.

Pero la serie no pretende convertirse en un retrato fiel de los intríngulis comerciales de la Pan Am, sino evocar a la nostalgia de unos años, los sesenta, en los que reinaba el optimismo gracias a la buena marcha de una economía por fin recuperada de sus achaques tras el fin de la II Guerra Mundial y con unos Estados Unidos que confirmaban su posición de súperpotencia en Occidente. Ese buen ambiente era el caldo de cultivo ideal para la venta de ilusiones y, por entonces, no había mayor ilusión que la de montarse en un avión y ver el mundo. Volar se convertia en un ritual místico y excitante que unos pocos se podían permitir, en el que pilotos y azafatas eran testigos privilegiados y envidiados por los que se quedaban en tierra. Ambas profesiones, además, traían consigo una imagen de progreso, libertad y riqueza atractiva para niños y, sobre todo, niñas (esa imagen de la pequeña frente al puente de embarque). La promesa del glamouroso "hoy me acuesto en Nueva York y mañana me levanto en Tokio" ofrecía una oportunidad de evadirse de la rutina de madre y esposa a la que se veían abocadas las mayoría de las jóvenes con posibles de la época y suponía una buena fuente de ingresos para las más modestas. Convertirse en azafata (y más de la Pan Am) era, en definitiva, el trabajo soñado en la Gran Manzana de 1963, año y lugar de arranque de la serie.

El piloto de Pan Am cumple a la perfección a la hora de presentar este panorama de escapismo y a sus protagonistas, unas azafatas que son reflejo de muchos de los cambios sociales y fantasías de las mujeres de entonces. Por un lado, se encuentran las dos hermanas Laura y Kate  (Margot Robbie y Kelli Garner), la primera, una chica dócil recién salida de su burbuja de futura ama de casa de suburbio, animada por la segunda, claramente la oveja negra de la familia por vestir el uniforme azul de la Pan Am y que encima es reclutada por la CIA para actuar como mensajera en plena Guerra Fría.  Por otro lado, está la pizpireta Maggie, interpretada por un Christina Ricci recuperada para la televisión tras Ally McBeal, de la que en este primer capítulo se dan pocos datos, pero que aparenta la típica universitaria neoyorquina con inquietudes políticas. Y en último lugar, está el personaje de Colette (Karine Vanasse), una francesa que encarna el viejo mito de la azafata con relaciones sentimentales difíciles.



Usando flashbacks de una forma muy orgánica se nos van presentando estampas del pasado de todas las chicas que ayudan a situarlas en el momento presente a la vez que ayudan a aumentar su interés como personajes. Pero la mirada no sólo se dirige a las reinas de la cabina de pasajeros, sino que también se centra en los mandos del avión. El piloto Dean (Mike Vogel), al igual que Kate, apunta a que llevará el peso de la trama de misterio y espionaje de la serie, que de momento se ve eclipsada por un increíble despliegue técnico destinado mostrar el ritmo de vida de las azafatas y el lujo de los recién estrenados Jet Clippers de la aereolínea. El diseño de producción se eleva a niveles insultantes y se ve animado por una estupenda selección musical plagada de clásicos, con Sinatra a la cabeza, que se funde con el tono alegre de la serie. Sin duda, estamos ante una serie cara (se comenta que el piloto costó 10 millones de dólares), pero que los buenos ratings de su estreno en la ahora infernal noche de los domingos pueden hacer que se mantenga en parrilla. Hacen falta series como ésta en una 'network' y ahora que la cadena del abecedario dirá adiós a Desperate Housewives esta temporada puede aliviar el frente de los costes que le acarrea esta apuesta.

Por ahora, todo resulta muy de color de rosa en Pan Am, pero tampoco se han dejado de lado referencias a la cara menos amable ¿y real? de la situación que se nos presenta en pantalla (esas fajas obligatorias, la renuncia forzosa al puesto de trabajo una vez casadas...).  La serie tiene todos los ingredientes de una producción entretenida y ligera, pero cuenta con unos personajes con capacidad para equilibrar la balanza de excesos de la 'beautiful life' en próximos episodios. Pero en un mundo donde las propias aerolíneas se esmeran en recordarnos las miserias de volar, nunca está de más una historia que nos recuerda un tiempo en el que ocurría lo contrario.

5 comentarios:

LiPooh dijo...

Cuando empecé a verla no me convencía demasiado, pero cuando llegó el final, quedé maravillada. Como bien dices, sabe presentar muy bien ese escapismo y a las protagonistas que he simpatizado con todas ellas.

Saludicos.

Anade dijo...

A mi también me ha encantado, parece que promete y no tenía ganas de que acabase.

Gran post!!

elclubsilencio dijo...

Me encantó Pan Am! Me parece que emplea muy bien el contexto en el que está situado y consigue evocar la nostalgia de la que hablas (no como The Playboy Club, que es muy "manual" y artificial en ese sentido). Me parece que los personajes están bien construídas, algunas de las líneas son muy interesantes (la de espionaje y la de la chica que "desaparece"), y me gusta mucho el espíritu de "las chicas de Pan Am". A veces la veo ñoña y muy azucarada, pero creo que es parte de su encanto. Me la quedo mucho!

Saludos!!

Jaina dijo...

LiPooh: Al principio se toman sus minutos para presentarnos a las protas poco a poco, pero luego con el tema del espionaje coge intriga. Personalmente, aunque no estuviera este elemento seguiría con ella igual. Me interesan todas las protas.

Anade: El piloto entretiene y se pasa (ya es casualidad) volando. ¡Aquí sí que eché de menos una premiere doble!

Elclubsilencio: El noñismo, como bien dices, es parte del encanto y está justificado por la atmósfera de sueño que se vivía en la época de la serie. Muchas ganas por ver cómo se desarrolla esa aparente desaparición de la azafata Bridget, que será sin duda lo que eche un poco de sal a la mezcla.

Jaime Grau dijo...

Yo ya he visto dos episodios y aun no sé que hacer con ella... me gusta mucho el apartado visual y sonoro pero no sé... le daré dos episodios más de margen.